La red de espionaje que no cambió el curso de la historia

Daniel Álvarez y Jesús Calvo llevan al documental ‘Flores para un espía’ la historia del agente leonés Lorenzo San Miguel, que trabajó para los servicios secretos británicos

Joaquín Revuelta
05/03/2015
 Actualizado a 18/09/2019
Ana Gómez, hija de San Miguel, durante la entrevista. | IMAGEN INDUSTRIAL
Ana Gómez, hija de San Miguel, durante la entrevista. | IMAGEN INDUSTRIAL
La historia que propició el premio Cossío 2009 al periodista leonés Daniel Álvarez, la de una red de espionaje sufragada por los servicios secretos británicos que operaba desde León y que extendía sus redes por todo el norte de España, cuyo cabecilla, Lorenzo San Miguel, sería abatido a tiros en la capital leonesa mientras dormía un 20 de octubre de 1943, provocando la desarticulación de la red con la detención de sesenta personas y el fusilamiento de cuatro de sus agentes un 23 de mayo de 1944 en Oviedo, resultaba tan fascinante que no podía quedarse en un mero artículo periodístico. Había material suficiente para la realización de un documental y así lo entendieron el propio Álvarez y el realizador Jesús A. Calvo, que a través de la productora Imagen Industrial se han embarcado en la aventura de relatar en imágenes documentales y con los testimonios de historiadores y de familiares de los verdaderos protagonistas un evento que si bien no cambió el curso de la historia del viejo continente en manos de un avezado guionista hubiera dado lugar a una excelente película de espías.

No es ficción lo que pretenden realizar Daniel Álvarez y Jesús A. Calvo en ‘Flores para un espía’ sino un trabajo audiovisual bien documentado que incorpora como principal novedad con relación al material que le sirve de base, el artículo publicado en 2008 en la extinta La Crónica de León, la aparición de la hija de Lorenzo San Miguel, Ana Gómez, que tras descubrir de forma casual el reportaje sobre su padre en internet contactó con el periodista y, por primera vez desde su infancia, regresó a la ciudad que la vio nacer en circunstancias especialmente tristes para ella, pues ni siquiera llegó a conocer a su padre y su alumbramiento tuvo lugar en la maternidad mientras su madre, María Gómez, cumplía sentencia en la cárcel al formar también parte de la red de espionaje.

Daniel Álvarez reconoce que la aparición de la hija de Lorenzo San Miguel fue determinante en la decisión de llevar adelante la realización de ‘Flores para un espía’, título que ilustra una de las varias incógnitas por resolver y es la identidad de la persona que llevaba flores a la tumba del espía leonés. "Sin los testimonios de la hija hubiera quedado un documental al uso. De esta manera se abrían dos líneas narrativas que se complementan, todo lo relacionado a la red de espionaje en León, y la historia de Ana Gómez, que pagó las consecuencias de toda aquella peripecia", señala el director y co-guionista junto con Iñaki Pinedo de este documental ‘en construcción’ que se ha rodado en Bilbao, Barcelona y León y que cuenta con testimonios igualmente valiosos, como el del hijo del radiotelegrafista Manuel Rivero, Carlos Rivero, que contaba 12 años cuando detuvieron a su padre, que sería uno de los fusilados en Oviedo en 1944. Esta figura resulta muy interesante, a juicio de Daniel Álvarez, porque ha desvelado aspectos hasta ahora desconocidos, como la vinculación del consulado británico en Bilbao con la red de espionaje que tenía su centro neurálgico en la capital leonesa y que a los autores les da a entender que no fue San Miguel quien reclutó a Rivero sino que fueron los servicios de inteligencia británicos los que contactaron con Rivero.

Daniel Álvarez comenta que el objetivo de la red era aportar información a a la Embajada británica en el caso de que se produjera un desembarco aliado en las costas del norte de España. "Eso puede parecer hoy descabellado pero fue una de las opciones que se barajaron desde los servicios secretos británicos porque hubo un momento en que se temió que Alemania invadiera España, sobre todo para poder controlar Portugal, un fiel aliado de Inglaterra, y también por el temor de queEspaña se sumara a las fuerzas del Eje. Finalmente el desembarco tuvo lugar en Normandía y los protagonistas de esta trama pagaron un alto precio por hacer frente al fascismo, pues al margen de su distinta ideología política, todos ellos compartían ese mismo sentimiento antifascista", concluye.
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