La pesada sombra de una estirpe de escritores

Felicidad Blanc es una figura controvertida, cubierta sobre todo con las sombras que le proporcionó el hecho de ser esposa de poeta y madre de poetas

Mercedes G. Rojo
25/03/2017
 Actualizado a 19/09/2019
La escritora Felicidad Blanc con una de sus publicaciones, ‘Espejo de sombras’.
La escritora Felicidad Blanc con una de sus publicaciones, ‘Espejo de sombras’.
Terminamos este sábado la serie de 13 escritoras imprescindibles con un artículo dedicado a Felicidad Blanc, casi exclusivamente conocida como esposa y madre de los Panero, una escritora que pudo haber sido y no fue. Y es que cuando una ha nacido en Astorga y respirado año tras año el hálito literario que circula entre sus calles y paisajes, pasado casi a diario y durante años, hasta cuatro veces, por delante de la casa familiar de los Panero es prácticamente imposible resistirse a la tentación de ahondar en todo lo relativo a lo que a esta familia atañe, una familia de escritores: Leopoldo, su malogrado hermano Juan, y sus tres hijos Juan Luis, Leopoldo Mª y Michi, de quien ahora podrá el gran público acceder a algunos de sus relatos y otros escritos hasta ahora desperdigados. Pertenezco a esa generación de astorganos que creció oyendo hablar de Leopoldo Panero y de su elegante y distante esposa, a los que nos llegaron los ecos de nuestros progenitores abandonando indignados la sala de cine en la que se estrenaba en la ciudad ‘El desencanto’ (película, hoy, de culto), ante la desfachatez y la impúdica actitud de esa mujer «siempre altanera y distante», según muchos, que fue la mujer del poeta. Y lo digo así, sin nombre, porque en aquella época, es lo que para la mayoría era: la mujer de…, una mujer de quien muchos, fuera de los ámbitos más próximos a la pareja, ni siquiera estaban seguros de su nombre.

Pocos podían imaginarse fuera de su círculo habitual que en la triste y lejana elegancia de aquella mujer se escondía la frustración de una vida propia sacrificada al beneficio de un esposo y al cuidado de unos hijos que le reportarían más sacrificios que alegrías.

Estos arranques literarios no fueron alentados por su esposo, un poeta muy reconocido en el panorama literario del momentoFelicidad, quien escribió diarios desde siempre, algunos de los cuales serían más tarde utilizados por su hijo Leopoldo Mª para inspirarse en la construcción de su libro ‘Así se fundó Carnaby Street’, se estrenaría en la literatura allá por los años 50, con algunos relatos breves publicados en revistas tan prestigiosas de la época como Ínsula, Espadaña o Cuadernos Hispanoamericanos, relatos que obtendrían una favorable acogida entre la crítica además de arrancar un cierto entusiasmo en escritores del momento ya consagrados como Dámaso Alonso, Luis Rosales y algunos otros. Sin embargo, estos arranques literarios no fueron alentados por su esposo, poeta muy reconocido en el panorama literario del momento. Y renunció a ellos lo mismo que renunció a su propia biblioteca («Hay muchos libros que los tengo yo. Son repetidos. Cuando nos casemos se pueden regalar o vender». Le dijo un día Panero siendo novios. y así acabó siendo, junto a otras tantas renuncias de sus más íntimos anhelos.

No volvería a manifestar sus impulsos literarios hasta que, en 1977, tras el éxito obtenido por la película ‘El desencanto’, Felicidad dicte sus memorias a la periodista Natividad Massanés, memorias que saldrían publicadas bajo el título ‘Espejo de sombras’, y reeditadas en 2015. Un par de años después, en 1979, saldría ‘Cuando amé a Felicidad Blanc’, una compilación de sus cuentos y algunas cartas.

En ‘Espejo de sombras’ nos vamos a encontrar con una Felicidad Blanc que nos habla de sí misma pero no siempre desde ella, sino también de los otros y desde los otros, una mujer que destaca todo el drama de lo que fue su vida, vivida desde el momento de su matrimonio con Leopoldo, para los demás, en una relación más que tradicional que marca su existencia manteniéndola en la sombra, en la sombra de una buena esposa y madre que vela por mantener la dignidad de su familia, a pesar de una relación marital que la hace desgraciada, porque la vive sin amor, más allá del que le llega a través de los versos de su esposo a los que se aferra como a un clavo ardiendo para no desfallecer.

Felicidad Blanc es una figura controvertida, cubierta sobre todo con las sombras que le proporcionó el hecho de ser esposa de poeta y madre de poetas. Una figura digna de ser descubierta. En manos de cada uno queda ahora bucear en su figura y descubrir lo que fue, pero sobre todo lo que pudo haber sido. Esperemos que algún día podamos acceder a la reedición del resto de su obra para conocerla un poco mejor.
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