La mala campaña del maíz recorta en unos 50 millones los ingresos del sector

La caída de la superficie, de los rendimientos y de precios de un cultivo clave reduce la renta de los productores en un año marcado por las lluvias

D.L. Mirantes
29/12/2016
 Actualizado a 21/08/2019
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Las lluvias caídas durante la pasada primavera, que anegaron buena parte de los campos de la provincia y retrasaron las siembras hasta fechas desterradas del calendario agrícola, enfangan ahora las cuentas de resultados de los productores. La reducción de la superficie dedicada a uno de los cultivos estrella de la provincia y la caída de los rendimientos provocados por el retraso de la sementera y las malas condiciones en las que se tuvo que realizar se traducen en una caída de los ingresos del sector agrícola en uno de los conceptos clave por una cosecha que a duras penas dará para cubrir gastos, como apunta el secretario general de Ugal-UPA, Matías Llorente.

Aunque por el momento solo se ha recogido el grano de la mitad de las fincas sembradas –que en otro año se hubieran considerado tardías– los rendimientos que se están registrando confirman los peores augurios. Si el año pasado se alcanzaron récords con 11,9 toneladas por hectárea, en este año es difícil que se pase de las 9 toneladas. Una bajada deaproximadamente el 30% en los rendimientos, que es consecuencia, principalmente, de la necesidad de optar por ciclos cortos.

Por otra parte, aunque la campaña se inició, con una actividad frenética en los campos por las buenas condiciones, la humedad del cultivo estaba en valores entre el 20 y el 24%. Una situación que se puede ver agravada por la llegada de las lluvias a la provincia. En este contexto, es previsible que una buena parte de la cosecha se retrase hasta los meses de marzo y de abril del próximo ejercicio, con el consecuente trastorno para los agricultores de cara a la preparación de las fincas para la siembra de otros cultivos –como la remolacha, de la que se espera un repunte–. Una situación, por otra parte, recurrente en la provincia leonesa en las últimas campañas. «La ruina de las lluvias es para dos años», apunta Llorente. En esta situación, las cifras evidencia los efectos económicos de la mala cosecha.

Peores cifras


De acuerdo con los datos del informe agrícola y ganadero del pasado año de Asaja, la superficie de cultivo de maíz fue de 69.500 hectáreas, con unos rendimientos de 11,9 toneladas por hectárea y una producción final total de cerca de 770.000 toneladas. En cuanto a los precios se situaron alrededor de los 166 euros de media, sin contar con los gastos derivados del secadero. Con estos números, el valor nomimal de la producción de maíz en la pasada campaña rondó los 128 millones de euros.

No obstante, los números de la presenta campaña distarán mucho de los registrados en el pasado año. En primer lugar, la superficie dedicada al cultivo en la provincia es de 57.000 hectáreas, cerca de un 20% menos. Esta situación, unida al descenso de los rendimientos provoca que la producción final total difícilmente pueda superar las 460.000 toneladas, mientras los precios no se recuperan y siguen en valores «ruinosos» para el productor. Por ello, el valor nominal de la producción rondará los 75 millones de euros por la venta de maíz de los agricultores leoneses.

Baja rentabilidad


«Será un año en balde», lamenta Matías Llorente, ante la mala cosecha de maíz. No obstante, los gastos de los agricultores han sido los mismos que los de una campaña normal, agravados si cabe, por el desembolso que ha supuesto para una parte de la provincia la modernización de los sistemas de regadío, con importantes inversiones. Todo ello supone una merma de la rentabilidad en las explotaciones agrícolas que este año tendrán mayores problemas para cuadrar las cuentas. En el aspecto administrativo, la Junta de Castilla y León dio un nuevo revés al maíz al no incluirlo entre los cultivos estratégicos, que tienen prioridad en la solicitud de ayudas para planes de mejora o de subvenciones para la primera instalación.

Las OPA reclamaron la rectificación de la Administración autonómica que, sin embargo, no atendió las solicitudes de los representantes de los productores leoneses, donde se produce el 50% del grano producido en la comunidad. En clave de futuro, a pesar de las importantes mejoras en los regadíos, el cultivo de maíz podría continuar retrocediendo en favor de otros menos generalizado. Las exigencias del ‘greening’ y la necesidad de mejorar la rentabilidad de las explotaciones con cultivos más estables hacen que la superficie dedicada al maíz se reduzca de forma progresiva, no solo en la provincia, sino en toda el todo territorio nacional, donde la superficie con la que cuenta se ha reducido en casi un 20% desde el 2013, hasta poco más de 360.000 hectáreas.
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