La concejala ponferradina Rebeca Nieto estuvo a un paso de cebra de distancia del atentado

Había llegado esa misma mañana para pasar unos días con su prima en Barcelona, cuando les pasó por delante la furgoneta asesina

Mar Iglesias
18/08/2017
 Actualizado a 18/09/2019
Rebeca Nieta forma parte del grupo Ponferrada en Común en el Ayuntamiento ponferradino. | ICAL
Rebeca Nieta forma parte del grupo Ponferrada en Común en el Ayuntamiento ponferradino. | ICAL
La distancia de un paso de cebra era lo que separaba a la concejala de Ponferrada en Común, Rebeca Nieto, del atentado de las Ramblas. Había llegado el jueves por la mañana de visita a Barcelona, para pasar unos días con su prima y volvía a casa tras comer en una calle aledaña a donde se produjo el atropello. “Lo vimos todo en primera persona. Paramos para cruzar y pasó la furgoneta atropellando a todos los que estaban delante y la policía detrás. La gente salía despedida, gritaba y venía hacia nosotras corriendo”.

Por algún motivo, Nieto se dio cuenta de que era un atentado “y me puse a correr y a gritar que era un atentado”. Mientras corría no se percató de que su prima se había quedado quieta, frente al paso de cebra, en shock por lo que estaba viendo “tuve que volver a cogerla del brazo para que corriera conmigo”. Pararon en la primera cafetería donde buscaron refugio, el mismo refugio que vieron que buscaban los peatones en un kiosko y fueron arrastrados por las furgoneta asesina. Nieto entró en el local pidiendo a los dueños que cerraran todo “les dijimos que era un atentado y nos ayudaron mucho”. Estaban con otros chicos de Gerona y una joven de Cornellá, con los que fueron marcando pautas. Primero, reservar las baterías e informar a los más cercanos de lo que estaba pasando “no sabíamos muy bien lo que sucedía, pero estuvimos cinco horas en la cafetería con mucha angustia, recordando lo que acabábamos de ver. Realmente no sabíamos si alguien tenía un cuchillo o si estaba disparando. Oíamos disparos pero no sabíamos de dónde venían”, relata desde la casa de su prima Nieto. Y ahí es cuando empezaron a ver los titulares.

A las cinco horas salieron de la cafetería con la intención de volver a casa, pero la policía había acordonado las calles que les conducían a ella “a las siete intentamos pasar una verja, pero nos recomendaron que no pasásemos. Más tarde lo volvimos a intentar y la policía nos escoltó hasta casa”. Por suerte, su prima llevaba el D.N.I. en el que viene la calle en la que vive y eso les permitió poder acceder a la vivienda “si no hubiera sido así no hubiéramos podido hacerlo, porque había muchos controles”, explica “pero, eso sí, nos decían que era nuestra responsabilidad volver a casa”. Una vez que cerraron la puerta de la vivienda descargaron la adrenalina contenida y comenzaron a responder a llamadas y mensajes, hasta el punto que, para poder dormir, en la medida de lo posible, apagaron los teléfonos “y hasta la mañana no nos enteramos de lo que había sucedido en Cambrils. Pensamos, joder, esto no se acaba”. Y se quedaron en casa para decidir irse unos días a Gerona “para desconectar de todo el susto”.

Nieto reconoce que no tiene miedo a que pase algo más “porque no se puede vivir pensando qué va a pasar. Esto puede pasar en cualquier sitio. Por suerte, a nosotras no nos pasó nada, pero lo que hemos visto es algo que recordaremos toda la vida”. Eso sí, reconoce que la gente tuvo un comportamiento excepcional y la policía fue muy precavida “había un cordón policial muy amplio y el helicóptero se estuvo escuchando toda la noche, pero es normal que frente a estas cosas no puedan hacer nada”, entiende Nieto que ahora solo quiere descansar de un inicio de vacaciones trágico.
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