Etelvino Vázquez: "Se lucha por lo que se ama, no por lo que se odia"

El actor, director y dramaturgo asturiano, uno de los grandes referentes del teatro español, visita este sábado El Albéitar con Teatro del Norte para poner en escena una versión propia de ‘Elektra’

Emilio L. Castellanos
21/01/2017
 Actualizado a 12/09/2019
Cristina Lorenzo y Etelvino Vázquez en un momento de la adaptación del segundo del clásico ‘Elektra’.
Cristina Lorenzo y Etelvino Vázquez en un momento de la adaptación del segundo del clásico ‘Elektra’.
El teatro lleva décadas beneficiándose de la suficiencia creativa de Etelvino Vázquez y ahí está su dilatada trayectoria, asentada principalmente en territorio asturiano y desplegada primero en grupos tan legendarios como Caterva y Margen y desde 1985 en Teatro del Norte, para dar testimonio de ello. Su vocación por el hecho escénico es tan firme y sólida y su actividad tan constante, entregada y permanente que el teatro español le guarda toda clase de reverencias y hace tiempo que le ha convertido en uno de sus grandes referentes. León sabe de su peripecia al citarse Vázquez cada año en El Albéitar con sus aficionados para compartir algunos de los montajes que anidan en el repertorio de Teatro del Norte y gracias a los cuales aquel puede dar satisfacción y contenido a su talento. Este sábado, a las 21:00 horas y con entradas a 8 euros (la mitad para los miembros de la comunidad universitaria), regresa a la ciudad leonesa para afrontar un reto tremendamente exigente, aupar al escenario una versión propia de ‘Elektra’ que no traicione los rasgos de la tragedia griega, género al que se ha medido en varias ocasiones anteriormente y que, confiesa Vázquez, «mantiene su vigencia al tratar temas muy de hoy y profundizar en la realidad del ser humano», sin renunciar a su matiz contemporáneo y que quede compendiada en una dramaturgia ideada para tan sólo tres actores: él mismo, Cristina Lorenzo y David González.

No concibo el teatro de otra manera que no sea así, con la intervención de todos nosotros "Elektra nos acerca a dos temas cruciales: la necesidad de justicia, materializada en la obra a través de la venganza, y la herencia de los padres". Etelvino Vázquez ha echado mano de autores como Sófocles, Eurípides, Hugo Von Hofmannsthal, Jean Paul Sartre, Heiner Müller y Strauss para concretar un espectáculo que se suma a los más de cincuenta que trazan la biografía de un grupo tan prolífico y diligente como Teatro del Norte. "Queríamos que la historia se entendiese", indica el carismático teatrero asturiano a propósito de una propuesta que toma como punto de arranque la versión de Sófocles, donde se describe la necesidad de venganza de Orestes y Elektra contra su madre, Clitemnestra, tras inspirar esta el asesinato de su marido, Agamenón, ("la obra también describe la relación de una mala hija con una mala madre") y que, en manos de Etelvino y la complicidad de los actores, fue viviendo un intensísimo proceso de depuración para liberarla de lo superfluo y superficial y propiciar su abrazo con la sustancia y la esencia. "Los ensayos han sido definitivos para dejar el espectáculo como está ahora. Ha sido un arduo trabajo donde quitábamos y poníamos de aquí y de allí para ahondar en el conflicto que se propone". Etelvino Vázquez siempre ha abogado por un trabajo de creación colectiva que enriquezca la oferta teatral, reivindique el detalle y sublime la filosofía que motiva la acción de Teatro del Norte, compañía que, tres décadas después, mantiene intactas la razón de su nacimiento: constituirse en espacio de investigación, experimentación y búsqueda. "No concibo el teatro de otra manera que no sea así, con la intervención de todos nosotros. El teatro no se hace en la mesa de un despacho sino en el escenario".

Teatro del Norte ha puesto en escena una mayoría de obras de autores de siempre (desde Lorca, uno de sus dramaturgos de cabecera, a Ibsen, desde Sófocles y Eurípides a Valle...), algo que ha acabado convirtiéndose en una de sus señas de identidad fundamentales. "Nuestro estilo se basa en continuar la tradición teatral", asegura Vázquez, quien ha impuesto a todos sus trabajo una impronta basada en el trabajo actoral. "Nosotros disponemos de la actuación para poder convencer, impresionar...". El artista asturiano ronda ya los setenta años y ahí sigue, absolutamente enganchado a la práctica teatral y rendido a su causa. "No hay arte que supere el vivo y el directo del teatro. El carácter único y exclusivo de cada representación y la relación que se establece con el público son realmente muy especiales y de eso es imposible prescindir. Los actores somos como los toreros, siempre decimos que lo dejamos y nunca lo hacemos. El teatro es un veneno del que nunca te puedes curar".

Los actores somos como los toreros, siempre decimos que lo dejamos y nunca lo hacemos Nadie discute la importancia de Etelvino Vázquez, que actualmente anda enredado en el próximo estreno de un Perlimplín lorquiano ("ya tengo edad para el personaje", bromea), en el contexto teatral español y, junto a una trayectoria impoluta y repleta de reseñas y referencias, ahí están los reconocimientos que ha ido atesorando a lo largo de su vida (recientemente, la Asociación de Directores de España recibía el premio Adolfo Marsillach, y antes ha acumulado otros galardones y participado en la puesta en escena de dos premios Max, ‘Círculo’ y ‘Emigrados’). "Uno no hace teatro para que se le reconozca sino porque lo tiene que hacer". Defensor apasionado de su oficio, "se lucha por lo que se ama, no por lo que se odia", nunca ha tenido pelos en la lengua para denunciar el escaso peso que los políticos brindan al hecho cultural. "En estos últimos años todo se volvió comercio y la cultura no tiene un fin comercial. Es otra cosa y, por eso, no tenemos sitio en ningún lado. Es normal viendo quién nos gobierna. En estos momentos, la cultura está totalmente olvidada y es una necesidad tan importante como la sanidad o la educación. ¿Qué es la educación sin la cultura? Nada". Cuestiona las políticas culturales de la Administración y la escasez de recursos económicos que esta destina a las mismas y que condena a la precariedad a muchas compañías teatrales. "No son tiempos felices para los que hacemos teatro, sobre todo para los que pertenecemos al tercer teatro-el tercer mundo". Aun así, Vázquez, erre que erre, mantiene viva su pasión por el teatro y no se ve, ya con 66 años de edad, haciendo otra cosa. Su versatilidad, alternando las labores de actor, dramaturgo, director y docente, le ha anclado como un auténtico hombre de teatro y no ha cesado jamás en su aplicación. "Esta es nuestra forma de entender el teatro, siempre provista de numerosas caras. Concibo el teatro como un espacio de libertad para todos nosotros".
Lo más leído