El motor de la agricultura

El Producto Interior Bruto (PIB) de Castilla y León avanzó en 2016 un 3,2% empujada por la agricultura y la industria, dos décimas por encima de su crecimiento en 2015, aunque lo cierto es que la evolución trimestral a lo largo del ejercicio fue de progresiva desaceleración del crecimiento económico. Además, el crecimiento se situó en la línea del comportamiento de la media nacional y por debajo de la Unión Europea, que fue del entorno del 1,8%, unos datos que argumentó en que «Castilla y León y España ahora mismo son la locomotora» del continente, dijo ayer, ni corta ni perezosa, la consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, en su comparecencia ante los medios de comunicación. Son datos que resultan especialmente objeto de interés y de análisis teniendo en cuenta que estos días se redactan los tan esperados presupuestos autonómicos, en torno a los giran los debates no sólo nacional sino también el autonómico. En ese análisis a menudo se nos olvida la importancia vital que para la economía de esta provincia tiene el sector primario, que creció un 5,8%, superior a la del anterior, y se observó un mayor aumento de la producción agraria y un menor crecimiento de la ganadera; mientras que el industrial elevó su producción un 4,3%, más elevada que la de 2015 (2,9%). Con la minería en caída libre (literalmente) y con el sector farmacéutico creciendo pero aún por adquirir el peso que de él se espera en el conjunto de la economía provincial, los datos positivos de la industria económica no son precisamente aplicables a León, donde la maltrata agricultura y la maltratadísima ganadería siguen siendo los pilares de nuestra economía.