El definitivo bandazo judicial

La condena a 14 años de prisión para la policía local leonesa Raquel Gago por parte del Tribunal Supremo supone una sentencia definitiva para el caso y evidencia una vez más los extraños mecanismos que rigen la justicia española y sus misteriosos plazos

16/12/2016
 Actualizado a 01/09/2019
Por enésima vez en el caso del crimen de Isabel Carrasco, se responde a una pregunta y se formula otra. El Tribunal Supremo respondió ayer al gran misterio, el de hasta qué punto estuvo implicada en el asesinato de la presidenta de la Diputación y del Partido Popular leonés la policía local de León Raquel Gago. Para el tribunal, formó parte del plan, que orquestó junto a Montserrat González y a Triana Martínez, a las que ayudó a llevarlo a cabo. Por eso ha endurecido su pena inicial y solicitará en breve su inmediato ingreso en prisión para cumplir una pena de catorce años, de los que hasta ahora sólo ha cumplido nueve meses. Muchas sospechas y ninguna prueba hay contra Gago, que ha centrado todas las miradas durante el juicio y las posteriores vistas de los recursos. En la Audiencia Provincial de León, el jurado dijo una cosa y el presidente del tribunal otra distinta. En el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León se dijo otra distinta: se ‘pasó’ de largo el caso hacia el Supremo, que finalmente ha ratificado las sentencias para Montserrat y Triana y ha endurecido la condena a Gago. De todos esos bandazos hasta llegar a este definitivo, sale perdiendo la justicia española, que pierde credibilidad siendo como es éste un caso tan mediático. Pero, a parte de esos extraños mecanismos de la justicia, lo que sorprenden de verdad son los plazos, por la celeridad con la que se ha celebrado la vista de los recursos (hay casos que llevan años esperando a que elSupremo pueda decidir sobre los recurso) y, sobre todo, la absolutamente extraordinaria celeridad con la que se ha conocido la sentencia definitiva, plazos todos ellos que se suman al ya misterioso escaso tiempo que se tardó en trasladar al comisario de Astorga a Oviedo. Es inevitable que el ciudadano se haga una pregunta por cada una de estas respuestas.
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