El balón es blanco

Por Pablo Campos (Radio León)

19/01/2017
 Actualizado a 28/07/2019
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Todo lo noticiable aconteció lejos del balón. Más público que nunca en la historia de los derbis en la capital, colas interminables en los aledaños, animación sin crispación, directivas hermanadas, Carrete y su corazón ‘partío’ y la Ponferradina y su gente celebrando un punto que no le saca de pobre como si de una gran victoria se tratara. Es, intrínsecamente, el triunfo de la Cultural. Sin estar ni mucho menos en su mejor momento, el partido siguió su partitura, la que marca su alta posesión. Juega para dominar, domina para atacar y no ser atacado. Acabó metiendo en su área a la Ponferradina, que debe presumir de haberse defendido como un equipo pequeño. Así se ve cuando se mira en el espejo de su vecino. Munitis reconoció la inferioridad y mandó a los suyos a las trincheras. Obtuvo a cambio compromiso y esfuerzo. Cidoncha y Rayco persiguiendo rivales lejos de la pelota, Chavero enfrascado en batallas…Incuestionable su espíritu, decepcionante su ambición. Para este viaje, sobran alforjas.

Todo le fue en contra a la Cultural, incluso el estado del campo (se avecina tormenta entre club y autoridades municipales). Perdió a dos jugadores clave en la eliminación de obstáculos y la aparición ante el gol, pero con la incorporación de José León a la medular se hizo más fuerte. Se criticó por ello a De la Barrera cuando a los entrenadores se les paga por tomar decisiones. Y si, como es evidente, aciertan, se les aplaude y punto. La Cultural unió músculo a su dominio, ganó metros y se quedó a un palmo de la victoria, A un golpe de inspiración. A un remate. A la aparición de una segunda unidad que se le queda escasa. Para ello se gestionan fichajes y bajas, como la de Cristóbal, uno de los pocos ‘peros’ en el debe del entrenador que no logró que su potencial luciera. Y se hace sin ruido, porque el líder hizo su trabajo en verano y no necesita los milagros del invierno, y en silencio. Es marca de la casa. Por no hablar no se habla ni para explicar por qué otro partido de alto ‘standing’ se les fue de las manos. Están tardando.
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