¿Cualquiera puede ser político?

Al inicio del año, se abre la misma reflexión que me llevo tiempo haciendo, cómo entender que no se haga nada por el progreso desde la clase gobernante, cuando parece tan lógico...

Ramón Cela
08/01/2017
 Actualizado a 18/09/2019
Foto de Ramón Cela de uno de los detalles de la cascada de La Pontiga, camino de Tejeira, un paraje muy desconocido del que no se saca jugo turístico.
Foto de Ramón Cela de uno de los detalles de la cascada de La Pontiga, camino de Tejeira, un paraje muy desconocido del que no se saca jugo turístico.
Hace muchos años que me hago la misma pregunta sin llegar a comprender el motivo ni  la razón  por la cual la capacidad de algunas personas que ocupan puestos relevantes dentro de la vida pública de nuestro país se permiten sonreir a las cámaras de los periodistas mientras que en un tremendo halo de vanidad, van repartiendo abrazos, sonrisas y parabienes a ciudadanos que, lejos de toda maldad, son engañados cada cuatro años en época de elecciones.

Yo me resisto a pensar que la falta de conocimientos y la cegazón que produce el ego, les haga ser tan poco certeros en sus actuaciones cotidianas, por eso mi pregunta siempre es la misma.  ¿Por qué no piensan los políticos? Ante una falta de respuesta medianamente convincente en la que me haga comprender esta actitud, todo me hace creer que la ciudadanía tiene también su buena parte de culpa al no exigir lo que les corresponde por ley, mientras que el político se siente cómodo al tener bajo su control a aquellos que de alguna manera destacan en una determinada zona o población.
Lo verdaderamente importante para él y el partido que representan, son los votos y estos son fáciles de conseguir a cambio de palmaditas en la espalda, sonrisas permanentes, promesas veladas, enormes cortinas de  humo y de la buena fe de los pocos habitantes de los pueblos.

Sin embargo, pocos o ninguno se ha parado a pensar en las enseñanzas que se pueden adquirir a cambio de nada de aquellos a quienes se va premeditamente a engañar.

Pese a que a muchos con estas palabras lleguen a herir, no son más que un recordatorio de lo que verdaderamente es y debe de ser la honestidad porque no se puede prometer lo que se sabe que no se puede cumplir y siempre podemos escuchar esa frase tan manida en la que se asegura que se va a partir el alma en trabajar por la zona o comarca a donde van a pedir el voto.

Decía hace un instante que de los lugareños siempre se puede aprender  y me reafirmo en tal afirmación porque nadie mejor que ellos conocen la tierra que pisan y que ésta en algunas comarcas está virgen esperando que algún ser generoso la riegue con su trabajo e inteligencia para hacerla tremendamente fértil y productiva y de eso saben mucho aquellos que derramaron miles de gotas de sudor en un infructuoso trabajo falto de medios e infraestructuras.

Así, en estos tiempos en que vivimos, vemos como en la olvidada mini Comarca de la  Somoza del Ayuntamiento de Villafranca del Bierzo, existen  caminos abandonados  hasta con un magnífico puente de hormigón armado que con una ligera reparación, evitarían ahorrar diez kilómetros a los vecinos de  Pradela ,Sotelo, Cela y Paradaseca , pero la mano negra de la desidía y el olvido, permiten que  arreglando sólo mil metros se vean obligados a recorrer diez mil. ¿Lo entiende alguien?  Ya no voy a hablar de las riquezas minerológicas que ofrece la zona, ni tampoco ganaderas, porque para eso ya están algunos que ni siquiera son de nuestra provincia y lo aprovechan muy bien.

Tampoco quiero sacar los colores a los políticos, cuando no son capaces de llegar a asfaltar el poco tramo que queda entre Aira da Pedra con Burbia del municipio de Vega de Espinareda.

Ni de la enorme importancia turística que ofrece esta pequeña Comarca de La Somoza , con árboles tan impresionantes como El Mirandelo o el Campano el mayor castaño del mundo y mucho menos de La Leitosa y Los Cáscaros y Campo del Agua,  para vergüenza de políticos propios, comarcales, provinciales y regionales.

Así no se hace política porque cierran todas  las ventanas y sólo miran en una dirección donde la niebla invernal, les quita una visión diáfana y real.

De esta manera, solo se consigue estar un tiempo más o menos en la poltrona, pero no tener la certeza de que al dejar el cargo ( porque no son vitalicios) se pueden decir a sí mismos y mucho menos a los que han gobernado, que han hecho lo posible por ayudar a un progreso que a todas luces lleva muchos años clamando  justicia social.

Pero poco o nada podemos pedir a nuestros políticos de las diferentes esferas si no han sido capaces de ver que solo en  el radio de tres kilómetros, existen seis iglesias románicas y dos castillos, entre los ayuntamientos de Villafranca y Corullón, dos excelentes ríos trucheros y lo que representa la monumentalidad e historia de del único Conjunto Histórico Artístico Nacional en todo su Conjunto que existe en la Comunidad como es Villafranca del Bierzo y que se esta diluyendo ante la falta de atención de aquellos que están obligados a velar por todo nuestro patrimonio comarcal.
Incluso La Puerta del Perdón de la Iglesia de Santiago de Villafranca, no tiene un letrero que diga en veinte idiomas si fuera necesario, las prerrogativas de que dispone, mientras que ni se menciona que es esta iglesia ha sido bautizado el Padre Sarmiento, padre de las letras gallegas, hasta que cualquier día a alguno se le ocurra afirmar que era oriundo del Ferrol o Navia de Suarna por ejemplo.

Ante esta demostración de poderío tanto agrícola, mineral  como turístico o histórico , no existe más opción que pensar en la poca capacidad  que tienen quienes nos gobiernan para, con humildad, hacer acopio de los muchos conocimientos que son necesarios para poder llevar a buen puerto una nave como lo es nuestra Comarca Berciana, tan rica y tan olvidada.
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