Criando nativos digitales

Play Code Academy estrena sede en Ponferrada y se consolida como referente educativo en el ámbito de las nuevas tecnologías

Alejandro Cardenal
28/09/2015
 Actualizado a 19/09/2019
Una maestra presta ayuda a una de las alumnas de la academia junto a un dron. | L. N. C.
Una maestra presta ayuda a una de las alumnas de la academia junto a un dron. | L. N. C.
Qué hay detrás de un videojuego?¿Y de un robot? En pleno ‘boom’ tecnológico y a pesar de vivir rodeados de avances técnicos, el funcionamiento de algunos de los aparatos que rigen la vida moderna es un misterio... o lo era.

Play Code Academy abrió sus puertas en Ponferrada el año pasado. El centro, especializado en la enseñanza de nuevas tecnologías a niños de entre 3 y 17 años, busca que las nuevas generaciones entiendan y vean la programación como el lenguaje responsable de que sus tablets, sus ordenadores o sus teléfonos móviles obedezcan sus órdenes. «No todo el mundo entiende para que sirve programar, pero la tecnología está por todas partes y dependemos de ella para cosas tan cotidianas como sacar dinero del cajero», explica Jesús Gutiérrez, responsable de Play Code Academy en la capital berciana.

Por ello, la escuela no se limita a la enseñanza de herramientas. ¿El objetivo? Que los niños pasen de ser usuarios a creadores. «Antes nos enseñaban a trabajar con Word u otros paquetes de Office. Nosotros no queremos eso, queremos que cambien de rol y aprendan a expresarse a través de la programación», destaca Gutiérrez.

La propuesta gusta y ha tenido una gran acogida tanto entre los más jóvenes como en los padres, que empiezan a ser conscientes y a concienciarse de la importancia de que sus hijos reciban formación especializada en nuevas tecnologías.«Una vez que comprenden que la programación no es más que otro lenguaje, como el inglés o el francés, entienden que es positivo para los niños empezar pronto. En estas edades, igual que ocurre con los idiomas, es cuando aprenden más rápido».

Para los más pequeños, los cursos están dirigidos y orientados a potenciar su creatividad y su capacidad de razonamiento y abstracción, dejando los ordenadores, el ‘alma’ de la clase, en un segundo plano durante buena parte de las clases.

«El enfoque para un joven de bachiller no sirve para un niño de infantil y viceversa. Es una evolución. En los primeros pasos procuramos que aprendan cómo funcionan las maquinas a base de juegos en grupo o de mesa. Con el paso de los años se va profundizando, creando pequeños robots y videojuegos, con la programación como hilo conductor», comenta Gutiérrez, que asegura que los jóvenes abandonan la academia como «nativos digitales», siendo capaces de trabajar con páginas web y aplicaciones con total naturalidad.

Tras el éxito del pasado curso, la academia se ha trasladado a una nueva sede, situada en la avenida España y ha abierto sus puertas para que los interesados pueden ver en primera persona como es una clase y mostrar «que se puede hacer con la programación», un lenguaje «sin fronteras» que ofrece a la posibilidad de dejar de ser un usuario pasivo de las nuevas tecnologías.
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