Corro de Sahechores: Excelentísimo Señor ‘El Junco’

Clemente Fuertes logra una nueva Liga, con la que ya tiene dieciséis en su palmarés, superando a ‘El Divino’, con quince

Fulgencio Fernández
19/09/2016
 Actualizado a 15/09/2019
Clemente, muy concentrado ante la posibilidad de su título número 16, espera el momento de luchar con Tomasuco.
Clemente, muy concentrado ante la posibilidad de su título número 16, espera el momento de luchar con Tomasuco.
Echaba cuentas Clemente en La Virgen y ya vio que el título era imposible allí. Se fue a calentar y le dicen que su amigo Juanín se está saliendo con el Ademar, de los 9 primeros goles cinco o seis llevaban su firma.

- Y tiene 39 años.

De Clemente nunca se sabe si lo dice con segundas o no ¿Un mensaje para quienes le quieren jubilar con 36?

Sonríe. Tal vez recuerde que cuando llegó aquel chavalín menudo de La Granja al todopoderoso Ademar nadie daba un duro por él. Tal vez recuerde que cuando él empezó a aparecer por los corros, con melena y casi cara de niña, algún aficionado le pedía a los rivales de la época (Saturnino Miguélez, Javi Ponga, Tasio El Gato…) que «no le hagáis daño al chavalín» pues parecía que se iba a partir aquel Junco.

Sonríe. Tal vez repase que sólo unos años más tarde aquel Juanín fue el mejor jugador de campo del mundo. Tal vez recuerde aquel día de octubre de 1996, con 16 años todavía, cuando llegó al Palacio de los Deportes y dijo con descaro: «Quiero ganar este Provincial para dedicárselo a mi abuelo Manolo, el de Sena de Luna, que está en el hospital». Y a las siete menos diez su abuelo Manolo pudo escuchar desde su habitación los aplausos a aquel niño que acababa de entrar en el selecto Club de los campeones con solo 16 años. Así de descarado era.

Y a año siguiente, con 17 años, ganó su primera Liga, en ligeros. Comenzó ganando el primer corro, en León; para caer en primera ronda ante su gran rival, Iván El Menudín, en el segundo corro, en Villaquilambre, un día muy triste pues la gente estaba hablando de que se cumplían las 72 horas del secuestro de Miguel Ángel Blanco, y no se habló mucho de la victoria de Saturnino, el de Mansilla Mayor, con 43 años.

Han pasado 20 años desde el Provincial, 19 desde la primera Liga. Una de aquellas con Gran Corro Final, para el que se clasificaban cuatro luchadores, que fueron él, El Menudín, Javi Ponga y Javi Oblanca. El sistema de incentivos por clasificación pronto le hizo Campeón al ganar a Javi Ponga y Oblanca y perder con Iván no le privó del título. Tenía 17 años.

Han pasado 19. Ya no tiene melena. Ya no es insolente sino cauto. Ya no es niño sino Policía. Ya no está el Palacio abarrotado sino que se están vaciando los corros. Ya no es un tirillas sino un imponente luchador. Ya no aspira a ganar sino que lo ha ganado todo, ha sido Campeón en las cuatro categorías (histórico) y es quien tiene más Ligas en su haber, 16 (histórico), una más que Héctor.

Todo ha cambiado mucho. Y Clemente, que es aquel chaval que tuvo broncas, sufrió sanciones, lloró sus pecados de juventud (el día que medio agredió al árbitro el primero en aparecer fue Juanín, que le recomendó pedir perdón ya). Ahora sus cuitas las dirime al cinto.

Excelentísimo Señor El Junco. Ayer lo firmó. Mejor se lo tendrá que firmar la historia de la lucha leonesa, ésa que tanto le gusta, por lo que tiene cómo uno de sus mejores trofeos el hecho de que cuando comenzaba a destacar y a hablarse de sus cadriladas y voleos, un mito de La Sobarriba, Tino El Cojo de Paradilla, pidió que lo llevaran a un corro, después de muchos años sin acudir, «para ver a ese chaval de Tendal que dice que lanza los tíos hasta los cables de la luz».

Ayer llegó con unos puntos en la mano. Se los hizo él solo, al sentarse en casa sobre la tijera posada en el sofá. Imagino el disgusto de su madre, según mima a ese gigante que siempre será Clementín.

Se presentaron 9 en su peso. Pasó en unos segundos ante Novoa, otro de La Fabricona, y en la semifinal le esperaba Tomasuco el de La Vecilla, un chaval que tiene un mérito enorme con plantarle cara como lo hace. Y como lo hizo ayer otra vez. Se le adelantó Clemente y se levantó como un resorte, fue a por él y le arrancó el empate como se lo arrancan pocos a El Junco. Pero el de Tendal cuando huele la sangre de la historia no suelta la presa, y no lo hizo ayer, aunque sabe que Tomasuco ya será una sombra inquietante mientras siga luchando.

En la final estaba Rodri. La sangre de la historia estaba en el aire y el de Cistierna parecía saberlo y le firmó el título:Excelentísimo Señor El Junco de Tendal.
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