Ángeles Caso: "Las mujeres tenemos una conexión más estrecha con nuestro cuerpo"

La historiadora y escritora asturiana presenta este martes en la sala Región del ILC el libro ‘Ellas mismas.Autorretratos de pintoras’, donde reivindica el relevante papel que la mujer ha tenido en la Historia del Arte

Joaquín Revuelta
13/12/2016
 Actualizado a 07/09/2019
La historiadora y escritora gijonesa Ángeles Caso presenta este martes en la sala Región del ILC el libro ‘Ellas mismas. Autorretratos de pintoras’.
La historiadora y escritora gijonesa Ángeles Caso presenta este martes en la sala Región del ILC el libro ‘Ellas mismas. Autorretratos de pintoras’.
'Ellas mismas. Autorretratos de pintoras’, que este martes a las 20:00 horas se presenta en la sala Región del ILC con presencia de su autora, Ángeles Caso, que estará acompañada por la profesora de Historia del Arte de la Universidad de León, María Herráez, es un libro que reivindica el papel que dentro de la Historia de Arte han tenido las mujeres artistas, tanto en la pintura como en la fotografía. La lujosa publicación, que recoge a 80 pintoras y fotógrafas profesionales que tuvieron carreras de éxito pero que han sido menospreciadas, cuando no abiertamente silenciadas, por la historiografía del arte tradicional, y que se hace acompañar de 148 reproducciones en color de la obra de estas artistas, centrándose en un género especialmente querido por todas ellas como es el autorretrato, ha sido posible gracias a una exitosa campaña de ‘crowndfunding’ que ha logrado reunir a 1.600 mecenas y que ya va por su segunda edición. Ángeles Caso está convencida de que las mujeres se han autorretratado mucho más que los hombres y aún lo siguen haciendo. "Las artistas contemporáneas utilizan constantemente su propio cuerpo, su propia imagen, como un medio de expresión. A veces incluso como un arma reivindicativa, feminista, etc. Pienso que las mujeres tenemos una conexión más estrecha con nuestro cuerpo, con nuestro aspecto, con el paso del tiempo, porque socialmente siempre ha sido así. Y también creo que ellas se han autorretratado mucho en un intento de dignificarse. De hecho, es curioso porque suelen autorretratarse pintando, algo que los hombres han hecho mucho menos», indica la historiadora y escritora asturiana, para quien este gesto viene a significar una «reivindicación de su profesionalidad y una dignificación de su imagen como mujeres artistas".

Ángeles Caso considera que hasta el siglo XIX no había ningún problema en que las pintoras pudieran retratar a los hombres y pone el ejemplo en España de Sofonisba Anguissola, que fue la retratista del rey Felipe II y de su familia, aunque con el tiempo su nombre se olvidó y sus cuadros se atribuyeron a pintores varones. Solo hace dos décadas que el Museo del Prado le devolvió algunos de los cuadros que le habían sido ‘robados’. "Hasta el siglo XIX las mujeres no estaban alejadas en absoluto de los círculos de los grandes mecenas, de los círculos de poder y se las aceptaba con la misma normalidad que a los hombres. El porqué la historia del arte ha silenciado a todas estas artistas tiene que ver con el hecho de que la historia en general y la historia del arte en particular se escribe a partir del siglo XIX, que es un siglo muchísimo más misógino que los anteriores. En el siglo XIX triunfa la moral burguesa, surge el mito de la mujer como ángel del hogar y realmente quieren a las mujeres domesticadas, encerradas en sus casas. Los grandes sabios, los que construyen el discurso que todavía nosotros hemos heredado de la historia del arte y de la historia en general, no miran a las mujeres, no las quieren contemplar y las borran de la existencia, hasta el punto de robarles sus obras para atribuírselas a sus coetáneos masculinos", señala la autora.

Caso no cree que estas artistas hayan hecho una aportación específica al arte por el solo hecho de ser mujeres. "Las mujeres con anterioridad a finales del siglo XIX y principios del XX pintaban igual que los hombres, sus objetos y técnicas eran las mismas. No encuentro ninguna aportación especial, aunque sí es verdad que pintaron un mundo más íntimo que los hombres. Pero no en todos los casos", asegura la escritora, quien de los 80 perfiles que recoge en el libro le sigue fascinando, por las circunstancias que rodearon su vida, el caso de Charlotte Salomon, "una mujer que tuvo la desgracia de nacer judía en el Berlín de entreguerras. Con 18 años se refugió enFrancia creyendo que allí iba a estar a salvo, pero ante la posibilidad de ser apresada por los nazis estableció un puente entre la vida y la muerte a través del arte. Dejó alrededor de 180 acuarelas y gouaches narrando su vida. Ese paquete lo confió a un médico antes de ser deportada al campo de Auschwitz donde murió con 25 años y embarazada. El paquete pudo llegar a manos de su padre, que no se atrevió a abrirlo hasta los años 50 encontrándose con ese magnifico tesoro desde el punto de vista artístico y muy conmovedor desde el punto de vista personal".
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