Algo falla... más aún

El caso de Bembibre engloba en sí mismo muchos de los problemas que conforman el gran problema de la violencia de género en este país, donde la legislación ha demostrado no estar a la altura de las necesidades de una sociedad cada vez más compleja

En los juicios paralelos de estos casos no se espera a conocer los detalles para ejecutar sentencias que son demasiado fáciles
27/10/2016
 Actualizado a 17/07/2019
Hace una semana que la sociedad no sólo leonesa sino española se escandalizaba por el caso de una mujer berciana que denunciaba a su pareja por un hecho verdaderamente inusual: había sido agredida con líquido abrasivo en su vagina. El caso escandalizó, como no podía ser de otra manera, y empezaron los juicios paralelos, que son esos en los que se llega a la sentencia fácil sin necesidad de instrucción, de defensa, de argumentos... Sin necesidad ni tan siquiera de conocer los hechos en detalle. Se criticaba, además, al juez de Ponferrada que había autorizado la puesta en libertad del presunto agresor, pues había amenazado a su pareja desde la cárcel. Se habló, y en eso los medios de comunicación deberíamos ser los primeros que también hiciéramos autocrítica, de la torpeza de la justicia por no impedir una agresión tan desagradable como ésta. Sin embargo, el caso dio un vuelco ayer con la detención de la denunciante y de uno de las testigos, por la investigación de un posible caso de falsa acusación. El caso berciano encierra muchos de los problemas de la lacra de la violencia de género, desde la indefensión de las mujeres, la lentitud de la justicia y los casos de falsas denuncias que llevan a cometer el error de generalizar en demasiadas ocasiones. Hora es de una prudente, profunda y necesaria reflexión por parte de todos.
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