15 años después

De la calma, tensa pero calma, se pasó ayer por la tarde a un estado de extraordinaria agitación. Parecía que el actual presidente de la Junta de Castilla y León y del Partido Popular autonómico estaba tensado la cuerda, esa cuerda que nunca ha dejado de estar tensa (especialmente a lo largo de los últimos años) con la dirección nacional del partido, esperando una llamada desde Bruselas, donde ayer estaba el presidente Rajoy, para dejar claras algunas cuestiones (¿condiciones?) sobre su continuidad al frente del partido en la comunidad autónoma. Aunque las especulaciones eran muchas, de haber decidido Herrera que se presentaba a la reelección el partido hubiera seguido como la balsa de aceite que, con la excepción de algunos momentos puntuales en algunas provincias, ha sido el partido en Castilla y León desde hace 15 años. Pero Herrera dijo ‘hasta aquí’, y los que se habían movilizado buscando avales a lo largo de las últimas semanas los pusieron sobre la mesa. Lo que era un secreto a voces, las ambiciones enfrentadas del alcalde de León, Antonio Silván, y del alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández-Mañueco, se hizo realidad. El escenario para el partido es absolutamente novedoso, pues Herrera llevaba al frente del PP castellano y leonés nada más y nada menos que 15 años. Se agitan los líderes provinciales, haciendo funambulismo a partir de ahora sobre a cuál de los dos apoyan porque luego vendrán los congresos provinciales, y se movilizan militantes que no recordaban lo que era tener que elegir entre dos aspirantes a liderar el partido regional. Una renovación necesaria. La postura de los populares de León parece evidente, ante la posibilidad, por primera vez, de que un leonés esté al frente del partido en la comunidad (siempre cabe lugar a la sorpresa, y ahí está el caso de Rosa Valdeón), que además puede ser el paso previo a más altas cotas...