100 años dedicados a la educación y a la infancia

Vecinos de Benavides y antiguos alumnos del Divina Pastora se unen este domingo día 20 para celebrar el centenario del colegio y rendir homenaje a las monjas que dedicaron su vida al cuidado de los jóvenes del centro

Patricia Ferrero
18/08/2017
 Actualizado a 15/09/2019
Exterior del colegio Divina Pastora de Benavides, en la actualidad. | P.F.
Exterior del colegio Divina Pastora de Benavides, en la actualidad. | P.F.
Muchos años han pasado ya, pero la gente de Benavides no olvida. El colegio Divina Pastora ha sido más que un centro de enseñanza para centenares de personas, llegadas de toda la comarca, durante décadas. Para muchos de ellos es parte de su historia; el lugar donde residen los recuerdos de su infancia. Las instalaciones fueron el cobijo de muchos, y las monjas que lo gestionaban, su familia. Por eso, este día 20, los vecinos de Benavides y ex-alumnos se unen para celebrar su centenario, llevando a cabo un reconocimiento en honor a la labor que este centro ha desempeñado durante todo un siglo.

El evento dará comienzo a las 13:00 horas con un emotivo encuentro de antiguos alumnos en el patio del colegio. Todo un intercambio de experiencias y recuerdos que culminará con una exhibición de baile de la pendoneta y una actuación de bailes regionales a cargo del grupo Orbibuena. Tras estos entrantes tendrá lugar el acto de bienvenida y presentación, con el consiguiente descubrimiento de una placa conmemorativa que dejará constancia de la labor del centro en el futuro.

A las dos de la tarde se celebrará una misa en el templo parroquial, oficiada por el obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez. Y finalmente, el plato fuerte, encargado de dejar buen sabor de boca a todos los asistentes, será una paellada popular en el Prao Palacio, con un precio de 6 euros. Se puede adquirir la invitación por venta anticipada en el kiosko El Rincón del Sur, en la librería Tizas y en las droguerías Macu y Begoña.

Además, los interesados en recordar o hacerse eco de la historia del Divina Pastora podrán ilustrarse a través de una exposición de fotografías antiguas –algunas de los años 30– que lleva a cabo un recorrido por la vida colegial y actividades lúdicas que se realizaban en el centro, como excursiones, representaciones de teatro, etcétera. También cuenta con algunos de los trabajos de bordado... que los alumnos realizaban en el colegio durante su periodo de formación. La muestra será visitable hasta el día 27 de este mismo mes, en horario de tarde, de seis a ocho.

Las expectativas de la organización es que el evento congregue a centenares de antiguos alumnos en este día tan especial para el Divina Pastora. Así lo ha manifestado la coordinadora del encuentro, Angelita Alija, que señala que «las monjas que desempeñaron esta labor se lo merecen y el pueblo lo hace por ellas». Algunas de ellas estarán presentes en el acto, a otras se les recordará a través de esta propuesta en la que colaboran todas las asociaciones e instituciones del municipio ribereño.

La Asociación Benavides por ser Villa ha sido la impulsora de la iniciativa, pero Angelita asegura que todas las demás organizaciones, incluyendo Ayuntamiento y Junta Vecinal de Benavides, se han «volcado» en este proyecto, porque «el colegio es tradición y cultura y se merece que se reconozca su labor social y educativa».

Historia del centro


El Divina Pastora pasó por varias etapas, adaptándose a los tiempos y circunstancias sociales, así como por diferentes reformas de las instalaciones. La actividad de este centro se remonta a 1917, con el decreto del obispo Antonio Senso Lázaro, pero la infraestructura no cumplía las condiciones mínimas higiénicas ni tenía capacidad física para la demanda que había, por lo que se recaudaron fondos para la edificación de un colegio de nueva planta. Fue inaugurado oficialmente en 1921. Poco a poco, el Divina Pastora fue acogiendo cada vez a más usuarios. Pasó a ser el destino de muchos niños –llegaron a tener hasta cien– que llegaban desde muy pequeños, algunos bebés. En esa época era común la recepción de menores cuyas familias carecían de recursos, así como de algunos huérfanos, que encontraban en este centro su hogar. Allí recibían cuidados, cariño y formación académica acompañada de valores sociales, según el testimonio de algunos alumnos y monjas del centro. También desarrollaban actividades culturales, deportivas e incluso de formación profesional. «Era una formación integral», puntualiza Angelita, que recuerda con mucho cariño su época de estudiante en este colegio. El Divina Pastora tenía varias definiciones. De casa de acogida pasó a ser colegio, a escuela-hogar en los setenta –con 90 plazas escolares y un grupo de F.P–, cuya antorcha siguió viva hasta 2003.En la última etapa, hasta 2008, fue guardería, pero dado que las religiosas que se ocupaban de su cuidado envejecían y cada vez eran menos en número, los Superiores Mayores desestimaron esta competencia.

En la actualidad los muros de este centro educativo han quedado relegados a devolver los cuidados a las personas que dedicaron su vida a la formación y custodia de muchos jóvenes que incluso llegaban a cumplir allí la mayoría de edad, y que ahora vuelven, ya como adultos de todas las edades, a recordar viejos tiempos y agradecer a sus protectoras, a las que están y a las que no, todo el esfuerzo realizado durante estos 100 intensos años.
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