19/11/2022
 Actualizado a 19/11/2022
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En otoño y en primavera, algunas aves silvestres enjauladas se ponían muy inquietas. Esa ansiedad, que ya estudiaron los ornitólogos en el siglo dieciocho, se debía a una necesidad imperiosa de viajar. Esas aves, como todas las migratorias, tenían un reloj interno que les decía que había llegado la hora de irse. Lo cuenta Antonio Sandoval en su maravilloso ‘¿Para qué sirven las aves?’. Sandoval, que lleva toda su vida observando a las aves, sobre todo a las marinas, afirma que la ciencia todavía no ha descubierto todas las claves de este impulso, llamado Zugunruhe en su denominación original en alemán.

Conozco bien ese Zugunruhe del que habla Sandoval. Ese ansia de moverse. De hecho, ahora mismo tengo una maleta a medias encima de la cama.

Hay viajes largos -en distancia y en tiempo- y otros que nos hacen conocer lo más próximo y son sin embargo los que suelen llevar toda la vida. Esta semana sentí que hacía uno de estos viajes a lo cercano mientras veía ‘Páxaros, los nombres leoneses de las aves’ y escuchaba el pachuezu en el que está hecho el documental. El pachuezu es una variedad del llionés del noroccidente de León y el suroccidente de Asturias que hablan ya muy pocas personas.

Es conocida la anécdota de que cuando a Miguel Delibes le hicieron académico de la RAE, iba a las reuniones con listas llenas de nombres de pájaros y de plantas. Eran tantos que algunos académicos le advirtieron de que el diccionario no era un manual ornitológico. Aun así, ante la insistencia de Delibes, algunos nombres de pájaros acabaron en él.

Me ha gustado descubrir que el trepador azul, uno de los pájaros que más gracia me hace por su forma de correr en vertical por los árboles, se llama en llionés ‘abarcuxadore azul’ y que el sonido del urogallo es ‘mazquida’ y que el petirrojo se llama también ‘pimentera’, por el color de las plumas del pecho. Los nombres tradicionales de los pájaros, igual que los de otras cosas, siempre están en riesgo de desaparecer y es bonito recordarlos porque también es el recuerdo de aquellos que los supieron. Y ahora, dominada por el Zugunruhe, voy a ver si acabo de hacer la maleta.
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