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Zafarrancho electoral

23/04/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Si quieres caldo tres tazas y si no tienes suficiente con las tertulias que siga la juerga del gasto y del derroche con una verbena de elecciones que demuestran varios aspectos que deseamos comentar.

La fuerte irresponsabilidad de algunos partidos políticos, su ambición de poder por encima del bien general y el pactismo traídos que albergan en sus entrañas históricas y que se repite de forma errónea y machacona a lo largo del tiempo.

Corre peligro la invasión de competencias, el sistema democrático y el funcionamiento de las instituciones cuando se trocea España, se atenta contra la unidad y hay diferencias entre españoles al usar aquellos bienes que les son comunes.

Las necesidades de los ciudadanos aparecen de forma rotunda a la hora de exponer los programas en mítines, redes sociales y debates televisivos. Una vez que ya se ha capturado el voto, lo más natural es el olvido y el cambio de objetivos.

El partido vencedor, aunque haya obtenido una victoria pírrica no le importa aliarse con el mismo diablo para asegurarse el bastón de mando, incluso renunciando a los principios básicos de su propia ideología.

Con el fin de satisfacer el ego partidario se juega con la deuda del pueblo de forma suicida y se le oculta la verdad sobre la realidad económica de forma insultante, puesto que se considera a los ciudadanos como seres poco entendidos en la materia.

Los problemas importantes se marginan y se reducen a la protesta callejera manipulada, incluso sin importarles que se enfrenten colectivos que deberían dialogar y encontrar la solución sin acudir a guerras dialécticas absurdas y sin mucho fuste.

De esta manera el problema de jubilados, viudas, ancianos, niños, jóvenes necesitados del primer empleo, emigrantes auténticos que viven en otros países porque el sistema no ha sabido darles cobijo en su propia patria y necesitados de una vivienda digna, ese problema vital, repetimos, se olvida y se maquilla una vez pasan las elecciones de siempre.

La desorganización autonómica es de tal calibre que asistimos a situaciones insólitas de franco desgobierno y de aprovechamiento descarado de algunas autonomías en detrimento de otras y donde la verdadera igualdad y solidaridad se convierten en una burla.

Con cuestiones tan importantes como las que hemos expuesto no se debe jugar y menos utilizar de arma electoral para no cumplir lo que se promete arreglar. Los ciudadanos españoles no soportan experimentos con influencias extranjeras espúreas y sí están necesitados de soluciones duraderas, dialogantes y definitivas que afronten la convivencia con fines modernos y eficaces tanto en sus instituciones como en aquellas actividades que dejan huella en el sentimiento de un pueblo como el español tan necesitado de reconocimiento y amor por sus valores y esencias y significados peculiares.

Debemos exigir a nuestros partidos políticos autenticidad para que nos veamos todos implicados en un sentir común y en unas metas solidarias y rotundas que aúpe de una vez por todas esta vieja nación al puesto que otros no han querido que tuviera.

Y eso sólo lo puede conseguir un pueblo que obtenga unos resultados educativos y culturales a nivel personal y colectivo que estén de acuerdo con las exigencias sociales que se exigen en la actualidad.

La política tiene que reorientar su rumbo, la sociedad debe exigirse más y las entidades y corporaciones deben empujar con fuerza este paso definitivo que España debe realizar, de lo contrario los demagogos, mentirosos, aduladores, arribistas, especuladores, traidores y mal nacidos se apoyarán en calumnias, mentiras, falsedades y corruptelas para que el bucle continúe de forma machacona y viciosa.
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