24/05/2023
 Actualizado a 24/05/2023
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Y ahí estaba el hombre. Sólo, como en los momentos trascendentales de la vida. Podría haber disfrutado de una existencia tranquila, lejos de la eternidad y la memoria, pero un héroe siempre elige afrontar su destino. Sin peros, sin titubeos, sin dudas. Así que Yuri eligió dar la cara. No solo recorriendo el campo tras batalla, ya desprovisto de armadura, sino echándose al equipo a la espalda aún cuando las tijeras de las Moiras ya rozaban nuestro último hilo de vida. Y en esa vuelta de honor sin honores, en el silencio de una contienda perdida, el semblante de Yuri estaba enjuagado en lágrimas. Nadie pidió al capitán un discurso, ni siquiera palabras para reconfortar. Porque muchas veces un pequeño gesto de amor consuela con más certeza que un discurso repleto de sentimentalismos. A través de las lágrimas de este berciano nacido en Maceió podemos trazar el recorrido sentimental de la Deportiva: los celebrados ascensos, la miel en los labios del playoff a primera, los desoladores descensos a la B o su salida del club rumbo a China. Porque no solo con sus cifras Yuri sostiene la centenaria historia de nuestro club. Huyendo de las advertencias de Sabina, quiso volver al lugar donde había sido feliz una vez para volver y serlo más. Más que un capitán, más que un delantero con clase, Yuri es el Bierzo: talentoso y luchador, canalla y currante, tocado pero no hundido. Volver a volver. Ese es el reto. Liderar al equipo en el regreso al fútbol profesional. Los goles de O’ Fenómeno han sido durante estos 14 años el combustible de la ilusión de nuestra grada. Una grada que nunca se ha cansado del «Yuri, Yuri» como grito de guerra. Y que espero siga gritándolo al menos una temporada más. Porque a uno de los nuestros no se le puede dejar ir con el sabor amargo de un descenso.
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