Yuri: el tercer infinito

Por Alejandro Cardenal

22/12/2020
 Actualizado a 22/12/2020
Yuri celebra su gol frente al Oviedo. | LALIGA
Yuri celebra su gol frente al Oviedo. | LALIGA
2020 ha sido un año de mierda. Desde que la pandemia entró en nuestras vidas somos muchos los que contamos los días que quedan para dar la bienvenida a un 2021 que probablemente no empiece con buen pie, pero que esperemos que más tarde o más temprano nos devuelva a la vieja normalidad, esa en la que éramos felices sin saberlo.

Geles, mascarillas, confinamientos y distancia social se han convertido en nuestro día a día, una pesadilla que también ha salpicado al deporte con un calendario totalmente loco, sospechas en cada esquina y gradas vacías, la única prueba de que 2020 también ha dejado su sello en El Toralín.

Victoria. Gol de Yuri. El acta del viernes bien podría haber sido la de cualquier partido de 2014. O 2015. O incluso 2010. De hecho no me hubiera extrañado que Bolo hubiera salido a rueda de prensa a confesar que habían encontrado una máquina del tiempo en el almacén. También me habría creído que en El Bierzo no funciona la ley de la Relatividad, que los servicios médicos han dominado la clonación humana o que como dijo el compañero Rober Ugarte, Benjamin Button en realidad es brasileño.

A sus 38 años Yuri sigue en plena forma. Físicamente no tendrá la potencia, la velocidad o la resistencia de su versión veinteañera, pero como futbolista ha sabido evolucionar y convertirse en un futbolista mucho más completo, algo más que un depredador del área, un instinto que siempre ha tenido y parece lejos de apagarse.

Aunque se le sigan cayendo los goles de los bolsillos, ya no le hace falta batir récords cada semana para ser útil, se ha convertido en un ‘generador’, la pieza que facilita la vida de sus compañeros, un experto en acaparar los focos para que otros brillen.

Y lo confieso. A su regreso fui de los que arqueé la ceja. ¿Un contrato de dos años y medio para un jugador 33 años? Visto lo visto, quizá fue incluso corto. Fue clave en el ascenso –a pesar de aquella lesión que le amargó el final de curso–, lo volvió a ser en la permanencia y parece que también quiere ser protagonista en una temporada en la que los bercianos están dando la campanada.

Decía Einstein que solo había dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana. Estando bastante claro que con esas dos no se equivocaba, habría que ir pensando en añadir una tercera.
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