23/08/2017
 Actualizado a 18/09/2019
Guardar
Si está leyendo este artículo tumbado en el césped de alguna piscina o en la terraza de su casa deje inmediatamente de hacerlo. Si está en la playa, o al fresquito en la Montaña leonesa, tiene más delito aún: tire a diez metros el periódico o el dispositivo en el que esté leyendo y prohíba que alguien se acerque. Porque lo que voy a contar a continuación es peligroso para su salud... mental. Si por el contrario está en su puesto de trabajo, o va a ir a pronto a él, el dolor que le puedo provocar no me lo reproche porque ya está advertido.

Ya vienen, ya están viniendo, y si no lo han hecho aún, no queda mucho para que pronto estén de nuevo entre nosotros. Aunque no queramos.

No, obviamente no hablo de extraterrestres. O sí, quién sabe, pero no tengo la capacidad ni siquiera para insinuar eso. Hablo de esos señores con corbata, de esas señoras con tacones, de esa especie humana que durante las últimas fechas ha estado escondido en vete tú a saber qué sitio pasando calamidades como chiringuitos, yates y otros lujos de más o menos cercanía.

Son, ni más ni menos, los políticos.

Por desgracia no son tan esperados como la ya olvidada extra de verano. Pero van a venir sin remedio, porque es la época en la que poco a poco se van metiendo en este periódico con más asiduidad, y también en su televisión, aunque ahí no dejan de aparecer si viven y gobiernan en Madrid o Valladolid.

Ya saben de qué van a hablar pero no por ello van a dejar de hacerlo, ya que la innovación con ellos no va (ni literal ni físicamente hablando): el soterramiento del AVE, los parques de Bomberos, el arreglo de Feve, la construcción del Palacio de Congresos, la cuestión catalana, la vasca, el turismo...

Un apasionante y esperado curso.
Lo más leído