¿Ya sabes lo que es mamarlo?

Mauricio Peña pone la foto y Fulgencio Fernández, el texto. La última de La Nueva Crónica

Fulgencio Fernández y Mauricio Peña
01/10/2020
 Actualizado a 01/10/2020
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Muchas veces los últimos pastores –o ganaderos de ovejas– te dan la misma explicación de qué les motiva para seguir en un viejo oficio que han ido abandonando tantos otros, hasta el punto de convertirse en los últimos resistentes, incluso en los últimos románticos.

Y la explicación es muy sencilla: «Esto, si no lo has mamado no serás capaz de entenderlo jamás... y menos de hacerlo». Por eso el mayor problema que encuentra quien quiere mantener un rebaño es encontrar pastores, nadie se incorpora al oficio mientras los expertos repiten una idea, que nadie parece escuchar: «Hay que crear una escuela de pastores». Pero eso, quién sabe, a ver si esa mesa por el futuro de León...

Pero sí, cada vez que escuchas lo de «esto hay que mamarlo», marchas pensando en qué será exactamente eso, si irá en la leche materna o en el sonido de las esquilas al regreso del rebaño al oscurecer...

Hasta que una niña, Alba, te regala la respuesta a pesar de que aún casi no sabe hablar. Te contesta con su cara de felicidad cuando se abraza a un mastín que se tumba en el suelo para que la niña se suba a su lomo y juegue, haga lo que quiera. Cuando coge la cacha y al levantarla los careas obedecen como si les ordenara el más veterano pastor... Habla la cara de Alba.

Y su boca cerrada te explica qué es mamar un oficio. Y una tradición.
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