¿Ya no somos tan feroces?

La última página de LNC con la firma de Fulgencio Fernández, que pone la letra, y Mauricio Peña, que se encarga de la foto

Fulgencio Fernández y Mauricio Peña
16/06/2020
 Actualizado a 16/06/2020
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Teníamos metido en la genética de nuestras viejas costumbres que los animales eran los que atacaban a los humanos. Crecimos escuchando los cuentos y las leyendas de lobos, incluso del terrible lobo blanco, de osos mieleros... y aunque no tienen leyenda, porque su raza carece del pedigrí del glamour, veíamos el rastro del jabalí en los prados que amanecían destrozados fruto de su hozar nocturno.

Con el tiempo, el amigo Félix nos convenció de que el lobo de las leyendas terribles no ataca al hombre si no se encuentra acorralado y sin salida. La Fundación Oso Pardo les planta frutos a los enormes osos y nos cuenta que son ellos los que huyen cuando escuchan los pasos del hombre por los bosques que siempre han creído suyos.

También nos contaron que esas cigüeñas que tanto lucen en espadañas, campanarios, chopos, postes de la luz y hasta esta esa Catedral de la que tantos presumimos corrieron serio peligro de desaparición víctimas de los venenos y porque cuando emprendían su viaje invernal a tierras cálidas con frecuencia les daban gañote para ver que tal arroz hacían.

Han cambiado los tiempos. El lobo ya no es tan feroz, el oso protagoniza documentales y grabaciones de móvil cargadas de cariño, las cigüeñas caminan a nuestro lado como si tal cosa, el jabalí pasea por Eras...

¿Nos habremos vuelto buenos? ¿Ya no seremos tan feroces?
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