"Ya no nos queda gente" como José Álvarez Pozal

José ‘el mayoral’ de la ganadería del Conde era una institución en el mundo del pastoreo y los rebaños. Babiano de Torre de Babia, hecho a sí mismo, condecorado con la Gran Cruz al Mérito Agrario, falleció esta semana en Trujillo, a los 87 años

Fulgencio Fernández
11/04/2021
 Actualizado a 11/04/2021
José, mayoral de La Granda, en su despacho de la Dehesa de Doña Catalina. | MANUEL RODRÍGUEZ PASCUAL
José, mayoral de La Granda, en su despacho de la Dehesa de Doña Catalina. | MANUEL RODRÍGUEZ PASCUAL
«Ya no nos queda gente así», es la contundente frase de quien mejor conoce el mundo del pastoreo, la trashumancia y las ganaderías de ovino: Manuel Rodríguez Pascual. Y cuando dice «gente así» se refiere concretamente a José Álvarez Pozal, babiano, mayoral de Granda, a quien recuerda como «un hombre serio, hecho a sí mismo, gran profesional, cercano, gran conversador y destacaría su condición de mayoral que podríamos llamar moderno, que supo conectar perfectamente, sin traumas, el mundo tradicional con los sistemas actuales de producción animal».

«El amigo José», como decía su entrañable compañero de tantas tertulias, Félix «el de los careas», o «el último mayoral», como decían con respeto los pastores para reconocerle su autoridad. En una reunión estival en Babia, con caldereta de por medio, alababan el buen hacer de Paulino El manco a los fogones y éste, con su voz ronca, dijo: «No me digas maestro, maestro maestro es José».

José Álvarez había nacido hace 87 años en Torre de Babia y falleció este viernes en Trujillo, donde se había asentado ejerciendo su profesión de mayoral en la Dehesa de Doña Catalina. «En los últimos tiempos se había deteriorado físicamente. Tenía una enfermedad degenerativa en los ojos e ir perdiendo la vista le afectó mucho, ya no podía conducir, iba perdiendo autonomía y eso le cohibía mucho», recordaba Manuel R. Pascual.

Fue buen maestro porque antes había sabido ser buen alumno ya que, como él mismo repetía, «no sabía nada de este oficio pero quien quiere aprender... acaba aprendiendo» con 11 años se decidió a bajar para Extremadura. «Aquí casi no había ido ni a la escuela, había que trabajar». En Trujillo estaban los mejores maestros y una tradición no escrita: «Era norma que los mayorales y pastores fuesen serranos de León». Y en la finca de Doña Catalina lo fue muchos años Benigno Álvarez Pozal (fallecido en 1990, con 93 años), lesucedió su sobrino Augusto Álvarez Alonso, también de Torre de Babia, y desde los años 80 el despacho del mayoral lo ocupaba el bueno de José Álvarez Pozal.

No dejó José de acudir a su cita estival con su tierra, mientras físicamente le fue posible. Y no dejó José de tener el respeto de todas las gentes del mundo del pastoreo, como quedó evidenciado en la unanimidad con la que todos apoyaron la concesión de la Cruz de Oficial al Mérito Agrario, que le fue concedida, aunque para José el mayor elogio siempre fue hacer bien su trabajo.

«Ya no nos queda gente así».
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