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"Ya me jodió el mastín"

19/05/2019
 Actualizado a 17/09/2019
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Viene la cosa a cuento de que estuve hablando de lobos con Mario Sáenz de Buruaga y te das cuenta de que lobos nunca faltaron, otra cosa es el número de patas.

No hay noche en la taberna sin noche lobera, que ya la expresión lo aclara todo. Cuando en Ca Sidoro –de Razón social Bar Casa Isidoro– alguien decía que la noche está lobera ya era una evidencia que alguien iba a marchar a cuatro patas para casa, para hacer buena la forma de caminar de los lobos.

Y noche lobera hubo aquella noche en la cantina de Zapico el de Canseco, cuando empezaron a llegar los alleranos (asturianos del vale de Aller) que venían a ventanear a las mozas de Canseco, que es como cortejar pero con mucho frío y con el padre de la rapaza vigilando desde lo lejos mientras le metía cartuchos a la escopeta.

Y como en la zona de ventaneo no les dejaban levantar la voz pues llegaban para la cantina y se venían un poco arriba, se les hinchaba más el pecho de lo que daban de sí los botones de la camisa.

- Cagón mi manto, me salió un lobo ahí para aquella peña, y lo enrosqué con la cachaba, a mi pijaes ninguna, ni lobos ni osos.

- ¿Y cómo era?

- Grande. Lo que me extrañó es que cuando lo tiré por el barranco me corté porque llevaba en el pescuezo unos fierros de punta.

- ¿Cagón mi manto? ¿Tú cuando viste un lobo con carrancas? Ya me jodiste otro mastín.

Como para matar el lobo, que sigue para él vigente la definición que le regaló Santiago, El Pastor de Argovejo: «El lobo es el animal más listo que hay, después del Papa y su señora».

Como para ponerle carrancas.
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