Ya está aquí... el Festival

El Festival Internacional de Órgano Catedral de León acude a su 35 cita, destierra aquello que se creía que iba a ser una utopía cuando edición tras edición el instrumento que le daba nombre, el órgano, no se convertía en una realidad. Ya lo es, ya hay órgano nuevo, se mantiene el marco de la vieja Catedral y se ha convertido en una cita ineludible, y gratuita, para los leoneses amantes de la buena música. Y esta noche (a las 21 horas) con la presencia de Naji Hakim, al órgano, interpretando obras de J. S. Bach, N. Hakim y F. Couperin.

El nombre completo de este gran artista es Naji Subhy Paul Irénée Hakim, es un organista, compositor e improvisador libanés-francés que estudió con Jean Langlais y sucedió a Messiaen como organista en la Église de la Sainte-Trinité, de París. Entró en contacto con el órgano durante sus estudios de escuela primaria en el Collège du Sacré-Cœur en Beirut. Comenzó con clases particulares de piano, pero cuando tenía nueve o diez años, decidió dedicarse solo al órgano utilizando varios métodos como Marcel Dupré y Gleason. En 1975, se mudó a París para terminar sus estudios de ingeniería en la Escuela Nacional Superior de Telecomunicaciones dado que la Escuela Superior de Ingenieros de Beirut en Líbano cerró debido a la guerra. Continuó sus estudios de órgano en interpretación e improvisación con el famoso compositor-improvisador-compositor francés Jean Langlais.

Con este atractivo concierto arranca esta XXXV edición de un ciclo musicalque ha consolidado un merecido prestigio dentro de la actividad musical nacional e internacional. Sus más de tres décadas de existencia ininterrumpida, así como la presencia en el mismo de las más destacadas figuras del mundo de la música, han logrado poner en el calendario de la música de órgano aquel festival que arrancó de la mano de Adolfo Gutiérrez Viejo para pronto entregarle la batuta del mismo a Samuel Rubio, organista titular de la Catedral de León, que se mantiene al frente de un Festival que tantas veces ha visto peligrar, que muchas veces lanzó un órdago para avisar de que corría peligro si no había mayor implicación institucional.

Aquellos tiempos, por suerte, parece que ya son historia.