mirantesb.jpg

Y todos contentos

07/02/2022
 Actualizado a 07/02/2022
Guardar
Va ser difícil ver caras largas en las sedes electorales la noche del próximo domingo. Si esto va de decir que se gana de manera permanente mucho más el día del partido. Si las cosas van como dicen las encuestas, Mañueco (PP) feliz porque habrá sacado más procuradores que nadie, Tudanca (PSOE) porque Mañueco no podrá gobernar solo, Igea (Cs) porque entre o no ha tenido a Mañueco enfrente para decirle a la cara lo que siente, Pablo Fernández (Unidas Podemos) porque sigue en el juego, el de Vox (García Gallardo) por la subida exponencial del partido y Luis Mariano Santos (UPL) porque mantiene el crecimiento del partido. La noche electoral es la del todos contentos.

Pero como me decía la tía Erótida, «noches alegres, mañanas tristes», y dentro de justo una semana, si Tezanos no estaba en lo cierto –hoy vuelve a lanzar sus predicciones–, Mañueco se preguntará para qué convocó elecciones, Tudanca si sigue legitimado para volver a ser candidato, Igea si pinta algo, el de Vox para qué tanto viaje si luego le hacen el vacío, Pablo Fernández cómo defiende a León sin enfadar a Valladolid y Luis Mariano Santos cómo puede ser que en Soria lo tengan tan claro en tan poco tiempo y en León no lo vean después de décadas.

Del otro lado, el votante y el abstencionista también se enfrentarán con sus sentimientos. En este mercado persa —como les gusta decir a muchos candidatos— de la representación pública el elector experimentará frente a la tercera edición del telediario del 13F los efectos de la racionalización post-compra o síndrome de Estocolmo del comprador, que básicamente es sentirse fenomenalmente con lo elegido. Al día siguiente, o cuando comience el trueque de sillones y millones, como los del otro lado, puede que comience a sentir la disonancia post-compra, y puede que quiera ir a descambiar la papeleta. Y tal vez sea posible, porque como nadie quede satisfecho, repetimos las elecciones y todos contentos.
Lo más leído