Y sin darse importancia

16/12/2021
 Actualizado a 16/12/2021
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Ves la imagen y la primera mirada es una escena cotidiana de la vida de nuestros pueblos, tan de nuestros que es uno de tantos corrales que en ellos existen.

«Aquí al corral le llaman jardín», decía un chaval leonés en adopción cuando hablaba con los familiares que había dejado aquí para contarles que en aquellas tierras mediterráneas a las que había ido también tenía, al lado de la casa, una parcela, que para él siempre había sido el corral pero allí le decían jardín, no se hacía barro en el suelo, la puerta no daba a la cuadra y cada pocas semanas se segaba a máquina sin que ninguna vaca, burro u otro animal de la casa la pueda aprovechar. Es más, es un problema cómo deshacerse de ella.

Pero no era ése el tema. Al grano. Decíamos que no se dan ninguna importancia los de la fotografía, conviven sin mayores complicaciones, juegan como es la obligación de cualquier cachorro y más si es de mastín. Pero estos que ahí andan son de los estandartes más singulares y únicas de esta tierra que con tantas ganas busca señales de identidad o griales llegados de tierras lejanas mientras en sus corrales juegan mastines y gallos de pluma.

Mastines que son leoneses aunque compartan apellido con españoles; y gallos que no comparten apellido con nadie pues son gallos tan leoneses que incluso tienen sello de calidad extraordinaria en unpequeños rincón del Curueño y que surten de plumas esa pesca a la leonesa que despierta admiración y cercanía por medio mundo.

Pues ahí los tienes y, como decían los clásicos de la tierra, «no se dan un pijo de importancia... aunque bien lo podían hacer».
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