¿Y la transición justa?

Mientras Pedro Sánchez y Pablo Iglesias juegan al escondite, a su obsesión por la estrategia política en la que, exactamente igual que el resto, demuestra poner por delante los intereses personales o de sus partidos que los de los contribuyentes, se van quedando en el tintero demasiadas tareas, demasiados asuntos que, en realidad, son más importantes para el interés que sus ambiciones. Uno de tanto es la transición energética, una de la banderas del gobierno socialista que, de momento, duerme a la espera de noticias que devuelvan la esperanza y el desarrollo económico y social a varios territorios, entre ellos varios de la provincia de León, las cuencas mineras que han sido sistemáticamente maltratadas a lo largo de los últimos años por los gobiernos de todos los colores políticos. Ayer mismo los trabajadores de las empresas auxiliares subcontratadas en la central térmica berciana de Compostilla criticaron en el Congreso de los Diputados la ausencia de planes de transición justa que sirvan para paliar la dura situación económica que atraviesan los territorios de las cuencas mineras. La búsqueda de un futuro deberían ser el vínculo de unión entre los partidos, que ahora mismo sólo buscan los acuerdos que garanticen sillones y sueldos mientras se siguen desangrando las zonas de influencia de lo que un día fue la minería del carbón.