Y el dinosaurio seguía allí

02/01/2018
 Actualizado a 09/09/2019
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La pregunta sigue siendo la misma, ¿qué ha cambiado? Las gentes de a pie despidieron el año corriendo por las calles de la capital cerradas al humo de los coches, jugando a competir con gorro de Papá Nöel (a ver cuándo se impone con pañuelo negro de La Vieja del Monte, pero esa es otra historia), matando toxinas y malos rollos de un año duro, disfrazados frente al telediario, libres...

Las primeras horas del año amanecen con la música de fondo del Concierto de los aplausos y los valses pero ya sin los saltos de esquí (ya no debe de haber nieve ni en la tele). Y los partes sustituyen la voz monocorde con los nombres raros de saltadores de países lejanos por la voz en off que nos muestra al presidente caminando como, eso hay que reconocérselo, sólo sabe hacer él.

Y los no partidarios recurren a la literatura breve y al verlo nuevamente, nada más encender la tele, murmuran al uso de Monterroso: «Y el dinosaurio sigue aquí». Los sí partidarios inciden en lo metódico y trabajadorín que es el presidente. De lo que dicen en Cataluña, si es que lo han televisado, no tengo datos.

La pregunta sigue siendo la misma, ¿qué ha cambiado?

Nada. Bueno sí, que siempre habrá una trabajadora que informa de la fiesta y le pone flores y colores a una vida que amenazaba con seguir siendo gris o un niño que salta y sueña ajeno a que mañana hay Telediario.
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