Y cuando mirabas Donato estaba allí

Esta semana se fue Donato, el de Velilla de la Reina. Ya tenía 97 años pero lo importante no es lo que ha vivido sino cómo ha vivido. Cómo supo hacer del silencio su lenguaje. Cómo supo hacer de la sombra el mejor lugar para vivir. Cómo supo estar siempre allí, al lado de los suyos, cerca de los suyos, tirando de los suyos...

Donato López era Donato el de Amparo, porque ella era el torrente de energía, de vida, de alegría, de chispa. Capaz de escribir un poema al negrillón, de hacer los trajes de los antruejos y salir en ellos, de dirigir la obra de teatro y salir en ella... Y cuando mirabas Donato estaba allí, en silencio, a su lado.

Amparo fue madre de siete hijos y capaz de criarlos, pero cuando tuvo que enterrar al pequeño, Ángel, se derrumbó y ni fue artista, ni poeta, ni carnavalera, ni nada. Sólo pudo ser madre que no puede con el dolor y en esos 18 años de silencio... cuando mirabas Donato estaba allí, en silencio, a su lado.

Antes trabajaron juntos, codo con codo, para sacar adelante a los siete hijos y Donato caminaba al lado de Amparo, en el burro, a las tierras, al trabajo. Amparo cantaba y Donato estaba al lado.

Nunca olvidaré la escena. Le hacíamos una entrevista a Amparo, la de tantos oficios y tantas vivencias. Ella hablaba y hablaba, y en una esquina del encuadre, en silencio, Donato escuchaba, miraba, sonreía, espantaba las moscas.

La he vuelto a mirar. Y, por última vez, cuando la observas te das cuenta de que Donato estaba allí.

Ya no está. Está con Ángel.