Y Celorio se hizo senda

La Junta Vecinal de Paradilla inauguró este domingo esta ruta, una atractiva iniciativa donde naturaleza, literatura y arte se dan la mano dando vida a un relato de José María Menéndez presidido por una imponente escultura de Amancio

Estefanía Niño
04/07/2016
 Actualizado a 19/09/2019
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Celorio por fin tiene su senda. El personaje de este cuento es el protagonista de la senda de Celorio, entre las localidades de Geras y Paradilla, inaugurada ayer por la mañana como parte de un especial proyecto de la Junta Vecinal de la localidad gordonesa de Paradilla que aglutina senderismo, arte y literatura. En el acto inaugural, estuvieron presentes el presidente de la Diputación de León, Juan Martínez Majo, el vicepresidente, Francisco Castañón, la subdelegada del Gobierno en León, Teresa Mata, la alcaldesa de La Pola de Gordón, Leticia Cervantes, así como vecinos y aficionados al senderismo. Con la inauguración oficial de esta ruta se cumple, además, uno de los sueños de Orlando González, uno de los seis mineros fallecidos el 28 de octubre de 2013 en el accidente del Pozo Emilio del Valle. Un sueño que es, desde ayer, una realidad y que tiene además un afán continuista para intentar seguir ampliando la actual senda.

La ruta surgió gracias a una casualidad tras encontrar en internet el cuento que habla de Celorio El presidente de la Junta Vecinal de Paradilla y hermano del desparecido Orlando, José Manuel González, explicó que «la ruta surge, como surgen algunas cosas, de casualidad, gracias a internet encontramos un cuento que hablaba de un personaje que era de Geras y acaba su vida en Paradilla». «Lo encontramos, se lo enseñé a mi hermano, se lo enseñé al vecino, Juan Carlos Pajares, y nos dijimos que había que hacer algo», recordó. Entendiendo además que Paradilla «está muy lejos del resto», decidieron hacer algo expreso para «atraer a la gente a Paradilla, y no tenían todo muy claro «hasta que apareció Amancio». Fue precisamente el escultor quien les dijo que al estar el cuento dividido en ocho estrofas, lo mejor era «hacer un especie de ginkana» con cada una de ellas. Faltaba por buscar el camino, el paraje en el que dar vida a la senda de Celorio y lo encontraron en su infancia, «en Paradilla nunca hubo escuela, y mi hermano y yo veníamos a la escuela aquí a Geras, veníamos por este camino, hacíamos el mismo recorrido, entonces trajimos a Amancio, trajimos al escritor del cuento, José María Menéndez López, y les enseñamos el sitio». Las piezas empezaron a encajar, y decidieron poner el proyecto en marcha.

Una vez elegido el emplazamiento, todo lo demás vino casi rodado, repartieron el cuento y contaron con la inestimable ayuda de Amancio que «nos ha hecho una gran obra, una mano de mármol negro que tenemos en la mitad del camino, y lo demás, es otra historia, el que quiera conocerla deberá venir por aquí y descubrirla».

La senda parte de la localidad de Geras, y llega a Paradilla en un itinerario de unos dos kilómetros y medio, y no conlleva una gran dificultad. La ruta en sí es más larga, da la vuelta por el hayedo y es algo más complicada. Con esta primera parte del proyecto ya ejecutada e inaugurada, la idea es darle continuidad. «Aprovechando el contexto del cuento queríamos hacer la ruta más larga, y si hay alguien que nos quiere ayudar, algún escritor preferiblemente de la zona o leonés, y nos deja un trocito de texto, lo llevaremos adelante igual que hemos hecho con este».



El cuento sobre Celorio está repartido en ocho estrofas que están puestas a lo largo de la senda, cuatro en terreno de Geras y otras cuatro en el de Paradilla, y en medio de las dos la gran mano de mármol negro de Amancio. La senda finaliza en la iglesia de la localidad de Paradilla, en el punto más alto del pueblo.

Sin poder contener la emoción, José Manuel González relata el cuento que ha inspirado esta senda, la misma que ideó con su hermano y que juntos recorrieron tantas veces. La historia se asienta en una amistad de infancia, de las de verdad, que se vio interrumpida por la guerra.«Celorio, que nació en Geras, tuvo un amigo que era Paco al que quería mucho, le regalaba piedras, que él creía estrellas. Por vicisitudes, llegó la guerra. En un puesto de guardia, Celorio se durmió y tuvo un problema. Lo quisieron fusilar, de hecho le pegaron un tiro, pero no le mataron. Paco, cuando lo iba a rematar el capitán, mata al capitán. Coge el cuerpo de Celorio y lo sube a Paradilla, donde siempre había soñado acabar. Cuando Paco regresa, los compañeros no dan parte, y es por un amigo».
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