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Vuelven los Decreta

11/04/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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El sábado 13 de abril a las 12:00 de la mañana tendrá lugar la lectura de los Decreta en la Plaza de San Isidoro. Es el tercer año consecutivo que se celebra este encuentro. Juan Pedro Aparicio y José María Merino promueven este acto, que viene a reconocer la importancia de los derechos emanados en las primeras cortes medievales con asistencia de representantes del pueblo hace casi ocho siglos. No hay precedentes en el resto de Europa.

La importancia de tal efemérides fue reconocida por la Unesco gracias a las valiosas gestiones de Rogelio Blanco, entre otros. El grupo de Amigos de los Decreta, unido en torno a estas tres figuras, se ha comprometido en la pervivencia de esta iniciativa y su extensión por diversos lugares de España. El pasado año la lectura tuvo lugar en 9 ciudades, desde el parlamento autonómico en Santander hasta Barcelona, y este año se extenderá aún más. Incluso los políticos han percibido la importancia de este reconocimiento –eso sí, especialmente con la cercanía de las elecciones– y lo han llevado al Congreso de los Diputados recientemente.

Pero la lectura de los Decreta se ha convertido en una celebración ciudadana en la que las autoridades pasan desapercibidas. Los Decreta forman parte del patrimonio colectivo de los españoles. Tendrían que alcanzar una repercusión que desborde la mirada canija del consumo interno de León o de la búsqueda de puestines en la política cazurra. Los Decreta son de todos y ningún oportunista debe apropiarse de algo que está en el nacimiento de nuestros derechos constitucionales.

Son personas de la sociedad civil quienes repasan, a razón de una por Decreta, los preceptos que Alfonso estableció después de escuchar a todos.Aquella curia, celebrada en el palacio real que hoy conocemos en León como San Isidoro, daba continuidad a un espíritu que impregnó la ejecutoria de la monarquía leonesa. No resulta extraño revisando los preceptos del Fuero de 1017, establecido por otro Alfonso, que ya reconocía derechos asombrosos para los estamentos de hace un milenio. Con aquellas cartas magnas se construyeron convivencias, redes de ciudades y reinos medievales complejos.

El andamiaje legal que durante más de tres siglos tejió el Reino de León nos habla de una sociedad avanzada en su tiempo. El orden social que se desarrolló alrededor de la cancillería leonesa fue diferencial con las coronas de la órbita franco-carolingia. Es imprescindible recuperar con firmeza esta faceta de León y del noroeste ibérico, una fuente de orgullo colectivo que ni el oportunismo, ni la fatuidad de las prisas preelectorales debe ocultar, confundir o empañar.
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