Vuelta la burra al trigo

Cada vez que se acercan unas elecciones generales sale a la palestra esa retahíla de proyectos pendientes en nuestra tierra que encadenan legislaturas y colores políticos sin avances dignos de mención y de cuyo bloqueo parece ser que nadie es culpable

Nuestros políticos se los saben de memoria, como los niños las preposiciones
02/07/2023
 Actualizado a 01/08/2023

Vuelta la burra al trigo. Y dale Perico al torno. Ambas expresiones sirven para resumir en pocas palabras el desaliento que produce entre la sociedad leonesa que cada vez que se acercan unas elecciones generales sale a la palestra esa retahíla de proyectos pendientes en nuestra que encadenan legislaturas y colores políticos sin avances dignos de mención y de cuyo bloqueo parece ser que nadie es culpable. Nuestros políticos se los saben de memoria, como los niños las preposiciones (al menos así era cuando el sistema educativo no se había convertido en una verbena legislativa), pero poco más nos aportan sobre esos proyectos. El nuevo delegado de la Junta los recita y denuncia con razón en la entrevista que hoy publica este periódico que ninguno de ellos ha experimentado cambios significativos durante los años de Sánchez al frente del Gobierno de España. El problema es que ese discurso es clavado e igual de certero que el que los socialistas empleaban en la etapa de Rajoy y similar también al de los populares cuando enumeraban las cosas que aún no había hecho Zapatero por su tierra. Seguramente, la campaña que se nos viene encima se centre más en derrocar el ‘sanchismo’ o en frenar a la extrema derecha, pero los leoneses quizá demanden además explicaciones por lo no hecho y compromisos concretos de lo que se va a hacer en el futuro en nuestra tierra. La integración de Feve sigue inmersa en el esperpento, la autovía a Valladolid cumple cinco años en vía muerta, la segunda fase de San Marcos se quedó en un anuncio preelectoral del 28-M... Todo eso ya lo sabemos. Y por desgracia desde hace mucho tiempo. Por eso los leoneses quieren saber qué va a pasar a partir de ahora. No está bien utilizar los sentimientos en política, pero llega a ser entendible cuando ese sentimiento es el de la frustración perpetua.

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