Vote ‘concebollistas’

02/08/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Suele ser el día 1 de agosto uno de esos que dividen a la población. Los que se van de vacaciones, con sus relucientes sonrisas, les recuerdan a los que llegan a sufrir lo que ellos han padecido los 15 días anteriores que todo lo que va termina volviendo y que la felicidad es tan efímera como el padecer ajeno, si es que alguien se alegra de ello.

No es lo único que divide a la población española. También está el dilema de la tortilla con o sin cebolla (¿por qué prescindir de algo que mejora lo existente?), la pizza con piña o sin ella (aceptamos si cuenta como pieza de fruta al final del día) o elegir entre playa o piscina (¿a quién le puede gustar tener arena en el cuerpo hasta octubre?).

Pero también hay muchas otras cosas que nos unen, principalmente el hartazgo con la clase política que esta última quincena nos ha amargado (un poco, tampoco exageremos) alguna que otra comida a los que disfrutábamos de las vacaciones. Porque estoy convencido que hoy, ni un solo votante con mediano criterio y sin ningún interés en alabar las decisiones de uno u otro líder, está contento con la opción por la que se decidió en las últimas elecciones generales. Da igual izquierdas que derechas, es imposible no sentir decepción y cierta vergüenza ajena con el comportamiento de quienes se supone nos deben representar.

Continúan convirtiendo la política cada vez más en fútbol, empeñados en vociferar como ‘hooligans’ en el Congreso y convirtiendo al votante en ese aficionado que va a renovar el carnet de socio confiando en que, este año sí, su equipo le dé una alegría que nunca llega.

Apenas le queda a uno la pequeña confianza en que la dignidad permita que en unos pocos meses no tengamos que volver a desfilar hacia un colegio electoral, porque entonces, tengo claro que mi papeleta será para los ‘concebollistas’.
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