Volver a temblar

27/09/2022
 Actualizado a 27/09/2022
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Consuelo se despertaba con el sonido del agua destrepando la roca. Se acostaba con él. Mullía el llanto apagado de la soledadese deshacerse de las gotas que crecía en invierno y servía de termómetro cuando mutaba a hielo. La veo sentada al lado de su chozo de escapada, bajo una escarpada peña de Casaio desde la que intentar sortear a los de las escopetas, ávidos de restar, en su cuaderno de guardapatrias, a los del monte. Y ella pertenecía a esa tribu. Eran escapados, huídos. Les llamaban guerrilleros cuando no les podían dar caza, porque, elevando caché al enemigo, subía la cuota de medallas que premiaban su captura. Eran solo los que querían ser rojos en una bandera alternativa a esa con la que se uniformaban los del tricornio. Respetar la unión de dos colores no les enseñó nada a los que rendían honores al régimen mientras el monte se hacía ciudad. Y empezó a hablarse de maquis, vocablo que viene de macchia, paisaje de arbustos en italiano. Lo más abrupto posible, lo más lejano dentro de la cercanía. Lo desamparado como cama para sobrevivir, para coger la tierra entre las manos y levantar el puño. Y para morir. La Ciudad de la Selva era esa patria de los escapados que ofrecía la falda de Trevinca a los que habían sido amputados de su libertad. Allí se hizo grande una vida entre pastos y piedras, a dos mil metros. Una vida al lado de las balas y sin sueños en los que dormir. Sobrevivir era el santo y seña que ahora recuperaun documental sobre el trabajo de excavación realizado en esa ciudad de los años 40. Las huellas llevan a Consuelo, a Girón, a Arcadio, a Elvira, al Gafas…Y así hasta 60 nombres «asturiano bercia gallegos» que sepultaron sus días en la lucha, escogiendo temblar, solo de frío, elección que a veces rompía el miedo, por eso de ser humano. No queda tan lejos esa vida de maquis obligados y de estados dictatoriales que obligaban. El eco de los disparos de la pistola encontrada por Spunik Labrego en sus panorámicas de pasado a la Ciudad de la Selva se hace fuerte en un mundo de círculos casi conclusos que ahora revientan por el arco derecho. Crece la sintonía con la sinrazón que resquebrajó pueblos en un desnorte mortal. De pronto castañean los dientes al ver ese acercamiento del mundo a lo que no debería repetirse…y no es por el frío.
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