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Voces dadas y estampadas

05/06/2022
 Actualizado a 05/06/2022
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Nada más pasar las tapias del cementerio de Zamora, pude ver durante algún tiempo, desde la ventana del autobús en que viajaba, una inscripción con letras mayúsculas sobre la pared encalada de una pequeña caseta dentro de un huerto. Rezaba así: ‘Jesús vive’. Alguien puso debajo tímidamente: ‘Como Dios’.

Me contó mi padre que, al término de la Guerra Civil, en uno de los muros de la Real Colegiata de San Isidoro, hubo una efímera inscripción que decía lo siguiente: ‘Rojos, canallas asesinos de curas, frailes y monjas, ¡al paredón!’. Alguien escribió debajo: ‘Se hizo lo que se pudo’. No hay constancia, para su suerte, del autor o autora de esta última inscripción parietal.

Sin salir de León, visitando un domingo por la mañana el rastro de Papalaguinda, dentro de un puesto de ropa una gitana se desgañitaba al grito: «¡Vaya calcetines que sus traigo!». La corrupción gramatical daba a la frase, más que una oferta, un sentido delictivo, obviamente sin consecuencias.

Y ya que hablamos de cuestiones puramente gramaticales, un vendedor ambulante iba con su carrito voceando: «¡Riquísimas brevas y higos, quieren algo, hoy!». Fue requerido desde la ventana de un cuarto piso. El hombre, ya de edad avanzada, subió esforzado hasta aquella altura, pues la casa no tenía ascensor. La presunta compradora le esperaba a la puerta y, ante el estupor del fatigado vendedor, le soltó: «Oiga, mire, no deseo comprar, le he hecho subir para corregirle y no ponerle en evidencia ante los vecinos, pues no se dice ‘brevas y higos’, sino, ‘brevas e higos’». A lo que el vendedor con la lengua al cuello, preso de indignación, replicó: «¡Me cagüen su puta madre e hijos!».

Estando España en agrio debate sobre la cuestión del aborto, y mi cuñado y yo en una calle de Ponferrada, pudimos leer en una pared este paralelismo a modo de salmo de David: ‘Nosotras parimos, nosotras decidimos’. Debajo de la misma, un misógino, sin duda nada escrupuloso, escribió a continuación: ‘A la mujer y a la burra, zurra’.

Oscar Wilde tampoco era muy respetuoso con el género femenino, pues escribió la siguiente punzada: «El hombre que moraliza generalmente es una hipócrita; la mujer que moraliza siempre es fea».

En Cataluña, en el País Vasco y en Galicia suele haber inscripciones parietales con el letrero ‘Esto no es España’. En una de ellas apareció debajo: ‘Claro, payaso, es una pared’.

Recuerdo que antes de ser repintadas las puertas de los servicios mixtos de higiene en la Hospedería del Palacio de Anaya, pertenecientes a la Facultad de Filología de la Universidad de Salamanca, había en la parte interior de una de ellas las siguientes inscripciones superpuestas, se desprende que por distintos autores: ‘¡Esto no es España, Castilla y León nación ya!’ ‘¡León sin Castilla es una maravilla!’ ‘¡Zamora ahora, León otrora!’ ‘¡Abajo el imperio zamorano, aúpa Sayago!’ ‘¡Muera Sayago, viva Cozcurrita!’, No sabiendo otro ocurrente qué añadir a estas reivindicaciones territoriales y de reducción al absurdo, añadió: ‘...y así sucesivamente’.

En lo referente a anuncios parroquiales los hay que no tienen desperdicio. Veamos un trío de ellos:

«Tema de la catequesis de hoy: ‘Jesús camina sobre las aguas’. Catequesis de mañana: ‘En busca de Jesús’.

«El próximo viernes habrá una fabada de hermandad en el salón parroquial. A continuación tendrá lugar el concierto».

«Estimadas señoras, ¡no se olviden de la venta de beneficencia! Es una buena ocasión para librase de aquellas cosas inútiles que estorban en casa. Traigan a sus maridos».
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