Violencia machista, silencio cómplice

Vivimos en una sociedad estructuralmente machista, eso es un hecho que nadie puede, con argumentos objetivos, rebatir. En cambio nadie se reconoce públicamente como ta

Mujeres por la Igualdad
21/06/2020
 Actualizado a 21/06/2020
Las manifestaciones feministas y el movimiento que levantaron ha permitido dar pasos adelante. | ICAL
Las manifestaciones feministas y el movimiento que levantaron ha permitido dar pasos adelante. | ICAL
Nadie defiende abiertamente su condición demachista como una forma de estar en la vida y del que se pueda sentir orgullosos/as. Nos echaríamos las manos a la cabeza si alguien saliera a decir públicamente que es un radical del machismo e incluso si lo expresara en términos más tibios. En cambio, vivimos en un mundo donde las actitudes machistas están presentes en nuestro día a día y se dejan veren todos los aspectos de la vida en los que intervienen hombres y mujeres.

Es muy fácil decir «no soy machista», demostrarlo con los hechos es otra cosa,porque sus raíces son profundas y lejanas en el tiempo. Las distintas olas del feminismo han ido conformando un pensamiento más libre y menos opresivo para las mujeres, sin que eso signifique que el reparto y aplicación de los derechos que las mujeres del mundo han ido adquiriendo sea equitativo en todo el mundo como no lo es la distribución de la tierra, de la riqueza, etc.. pero eso no se hace imposible hablar del terreno ganado a una ideología cuya base ha sido sustentada sobre la opresión y discriminación de las mujeres en todo el planeta, sin que por ello como digo deba pensarse que está todo ganado en cuestión de justicia para con las mujeres de muchas partes del mundo.

Formamos parte de una sociedad que se ha ido conformando como tal a través de la historia y sus distintas etapas, desde que tenemos conocimiento se han articulado una serie de normas para hacer posible la convivencia entre los seres humanos, normas que han sido asumidas e interiorizadas a través de la filosofía, la educacióny el derecho entre otras disciplinas y que han dado lugar a leyes sobre las que sustentar una serie de principios éticos que faciliten la convivencia. De esta manera, sabemos que existen una serie de conductas asesinas, pedófilas, racistas…que son delictivas y reprobadas por la práctica totalidad de la sociedad.

Todas ellas son constitutivas de delito y perseguidas porlas leyes que las condenan como tales. Nadie entendería que ante un asesinato o una violación se pronunciase alguien públicamente a favor del asesino o violador o se mantuviese una actitud de empatía hacía quien ejerce el daño. Y mucho menos se entendería que se dejase de lado a la víctima como si fuese poco menos que la culpable de lo que le ha pasado por cruzarse con quien la ha asesinado o violado. Sin embargo son muchas las ocasiones cuando hablamos de delitos que tienen que ver tanto con la violencia machista a través de malos tratos, asesinatoso cualquier otro delito que tenga que ver con el sexo de las víctimas, en las que se hacen públicas este tipo de conductas exculpadoras hacia quienes comenten el daño e inculpadoras hacia la víctima (se resalta su personalidad, su forma de vestir…)o sea, cuando hablamos de violencias machistas que se ejercen hacia las mujeres solo por el hecho de serlo.

En el año 2004 se aprobó por primera vez la Ley Orgánica 1/2004 de 28 de Diciembre de Medidas de Protección Integral contra la violencia de Género, dicha ley respondió en su momento a la necesidad deresolver una situación de injusticia ante la grave situación por la que atravesaba una gran parte de la población muy determinada, las mujeres. Los factores que desencadenan la elaboración de las leyes son sin duda definidos por la sociedad en la que vivimos y toda sociedad es cambiante en la medida que cambia quien la compone, el movimiento feminista cuyo trabajo de sensibilización y toma de conciencia sobre la violencia de género ha sido determinante en las últimas décadas, ha hecho posible que una cuestión de la gravedad que encierra la violencia hacia las mujeres, sea conocida en mayor profundidad contribuyendo de manera decisiva a transformar un problema privado en un problema público lo queimplica un mayor conocimiento así como nuevas formas de analizar las causas y por lo tanto un cambio en la legislación que dé respuesta al gravísimo problema que sufren miles de mujeres de manera directa y por ende la sociedad en la que se desenvuelven.

Si bien es cierto que la toma de mayorconciencia sobre esta «pandemia social» que es la violencia machista a partir de un momento determinado por parte del movimiento feminista hizo posible un cambio en la legislación de nuestro país, terminar con el sustrato de donde parte dicha violencia, es cuando menos o al menos es la percepción de muchas personas, una misión imposible. No debemos olvidar que el maltrato y cualquier tipo de violencia hacia las mujeres está fundamentado en lo que Alberdi describe como «la idea central del patriarcado es la representación de la masculinidad a través del dominio sobre la mujer». Sobre esta idea se fundamenta un sistema basado en el poder y la superioridad del hombre frente a la mujer. Hemos dado grandes pasos hasta alcanzar un grado de sensibilización con el problema que supone la violencia hacia las mujeres y el daño que se deriva de ello para la convivencia democrática.

Nadie entendería no condenar este tipo de violencia como tal, ahora bien, como cualquier otro tipo de problema al que hayamos de darle solución, hemos de ir al origen y es aquí cuando surgen una y otra vez actitudes que tienen que ver con una visión machista imperante sobre el hecho de este tipo de violencia, tenemos un grave problema cuando ante un hecho delictivo como es el maltrato continuado no se comprende y comparte el origen, cuando seguimos pensando que es algo privado y por lo tanto no denunciable. Pegarle a una mujer con el fin de someterla, controlarla y anularla como persona, tiene su origen en cómo entendemos y asumimos la sociedad donde vivimos y en el caso de este tipo de delitos gran parte de la sociedad la sigue entendiendo desde una visión totalmente machista, se convierte en un sucesoque si bien descalifica al agresor no tiene la consideración de delito denunciable públicamente, se sigue mirando para otro lado por entender que es una cuestión privada y que forma parte de ese mismo ámbito,de ahí, que cuando surge alguna noticia acerca de los malos tratos recibidos por alguna mujer que ha llegado a ser víctima mortal, o sin llegar al asesinato, esa gran parte de la sociedad siga manteniendo posturas de «cercanía» hacia el maltratador en lugar de hacia la víctima.

Con el desarrollo de la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, se ha desarrollado un protocolo de violencia en el que intervienen distintos órganos de la administración, desde los jurídicos, sanitarios, servicios sociales, policiales… a través de los cuales las víctimas de este tipo de violencia encuentran el cauce necesario para buscar la ayuda precisa y poder llegar así a contar con las medidas necesarias que le ofrezcan seguridad y protección jurídica ante este tipo de delitos. La denuncia por parte de la víctima no siempre llega a hacerse efectiva como muy bien sabemos, actitud ésta muy común dentro de losque supone el ciclo de laviolencia al que se ven sometidas las víctimas, y por lo tanto en muchas ocasiones se hace complicado dar la respuesta contundente de condena por parte de las fuerzas de seguridad así como de las autoridades judiciales. Ahora bien, cualquiera de las administraciones que intervienen en el protocolo tiene el deber y la obligación de perseguir de oficio a quienes cometen violencia hacia las mujeres una vez son conocedores de la misma.

Existen varias cuestiones dentro de la propia Ley que deben ser revisadas para mejorar su efectividad y es labor de quien legisla recoger todas aquellas cuestiones que los colectivos feministas hemos venido denunciando a lo largo de estos últimos años y que sin duda ayudarán a hacer más efectiva dicha norma en cuanto a su eficacia a la hora de dar soluciones reales a las víctimas de violencias machistas. Se debe trabajar para que ello sea una realidad y podamos disponer de una normativa más acorde con los problemas actuales que como sociedad cambiante van surgiendo. Trabajar en la mejora de la ley no exculpa a quienes en base a una postura de intereses particulares o posiciones abiertamente machistas, no cumple con la normativa actual. Debemos ser conscientes de que la violencia machista es un delito perseguible de oficio y que los mecanismos que la actual Ley ampara tienen que ser desarrollados y puestos a funcionar en su totalidad para prevenir cualquier situación de malos tratos hacia las mujeres, así como cualquier otro tipo de violencia sexista. Toda la sociedad debemos de actuar en base a lo que debe ser un principio ético y moral en nuestro proceder como ciudadanía responsable, denunciar un delito que atenta contra la integridad física y psicológica de una mujer es un deber ciudadano. No podemos mirar hacia otro lado cuando lo que está en juego es la vida de las mujeres, no caben posturas «cómplices» con el maltratador, no podemos perpetuar con nuestro silencioun sistema que no reconoce esta violencia como un delito de hecho por mucho que lo sea de derecho. Necesitamos mayor esfuerzo en educación, pero también es necesario quequienes conocen la ley la apliquen con el rigor que es preciso para atajar un problema que pone en jaque nuestra convivencia.

Acabar con esta inmunda lacra que nos asola un día sí y otro también es responsabilidad de toda la sociedad y para eso la sociedad debe tomar conciencia de donde parte la violencia, sin duda en el origen está la solución.
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