Villamañán, "a todo jazz"

Trece actuaciones integran la programación de la décima edición de un Villamajazz que acogerá durante el fin de semana a un total de 66 músicos y cuyo carácter festivo y participativo constituye una de sus señas de identidad

Emilio L. Castellanos
03/09/2015
 Actualizado a 17/09/2019
Los componentes de la formación madrileña Cromática Pistona son los encargados de cerrar este viernes la jornada inaugural de la décima edición del Villamajazz.
Los componentes de la formación madrileña Cromática Pistona son los encargados de cerrar este viernes la jornada inaugural de la décima edición del Villamajazz.
Siempre ha conjugado Villamañán y música con letra mayúscula. Son sus dos pasiones, sus dos debilidades. Hace diez años decidió estrecharlas aún más. Había descubierto entonces el jazz manouche, una modalidad del jazz también conocida como gypsy jazz o swing que se acomoda en la historia gracias al liderazgo ejercido por el legendario guitarrista belga Django Reinhardt, y no encontró otra fórmula para compartirlo con sus paisanos que organizando un festival de jazz. Lo llamó Villamajazz. Joaquín Tejedor se puso manos a la obra con tan sólo 23 años, sustituyendo la experiencia obligada para abordar un proyecto de esa envergadura por mucha osadía y todo el empeño de que era capaz, sin ser consciente de que una década después aquel capricho suyo derivaría en uno de los grandes emblemas del jazz manouche en España.

La idea de celebración abierta y participativa sigue motivando cada Villamajazz. Joaquín Tejedor propone y Villamañán dispone. Es imposible entender el festival sin el marco en el que se desenvuelve, sin el aroma que le proporcionan las calles y los rincones de Villamañán, sin la complicidad y el concurso de sus gentes. El festival disfruta de su propio ritual. Los conciertos se ubican a pie de calle, esquivos con el escenario convencional, y el público mantiene una proximidad indispensable con los músicos. No hay distancias entre unos y otros y precisamente esa falta de barreras constituye una de las principales señas de identidad de un festival que ha demostrado, al cabo del tiempo, una especial facilidad para la reinvención y una capacidad singular para guardar momentos exclusivos. Porque el festival no se ciñe únicamente a lo que dicta el programa oficial. Del Villamajazz hay que arrebañarlo todo. Tanto los conciertos programados o la atmósfera que genera como esas reuniones improvisadas de músicos que nacen a cada rato (generalmente entrada la noche) y de la que surgen auténticos soplos de genialidad.

El festival de jazz se celebra siempre coincidiendo con las tradicionales fiestas de la Virgen de la Zarza de esta localidad leonesa de apenas mil habitantes. Ahí, junto a las habituales verbenas o la imprescindible paellada, el Villamajazz encuentra su particular espacio de una manera natural. El de este año se alargará durante el próximo fin de semana (los días 4, 5 y 6 de septiembre), contará con trece actuaciones y servirá de albergue a 66 músicos. Joaquín Tejedor es un consumado experto en encarar situaciones de esta clase y dar remedio a cualquier imprevisto que le surge, de igual manera que siempre resuelve la necesidad de financiación que el festival reclama. Ayuntamiento de Villamañán y Diputación de León no descuidan su contribución al presupuesto, si bien este queda definitivamente cuadrado gracias a la ejecución de una mercadotecnia muy concreta consistente en la venta de chapas y camisetas. Estas últimas, todo un símbolo del festival, se reservan un color para cada edición y en ellas siempre destaca el diseño de una libre, icono imprescindible y reconocible del festival. Las de este año portan diez liebres (una por cada entrega del Villamajazz celebrada) sobre un fondo azul oscuro.
Desde luego, Tejedor, un abogado fascinado por la guitarra y que se vuelca en el cultivo del manouche a través del grupo Swing Combo, cuenta con un equipo de colaboradores en la construcción del mejor festival. Sería imposible sin su ayuda.

El X Villamajazz queda presidido por la variedad, lo que confirma el gusto de este por eludir el encasillamiento y la rutina. Por supuesto, el manouche constituye su eje principal pero no es su único soporte. La voz adquiere una significación indiscutible en esta nueva edición del festival. Así, tendrá oportunidad de albergar sendas actuaciones de algunas de las cantantes leonesas más relevantes del momento: Beatriz Larom acompañará al Tri Full Jazz, grupo leonés de raíz clásica cuyo origen quedó amparado por el Villamajazz y que como él cumple diez años, en un concierto especial para niños; Sonia Rubín y Andrea López forman parte del elenco de ‘Swing Ladies’, un espectáculo que se sumerge en universos tan variados como el swing, el manouche, el vals musette, el soul o el R&B, entre otros y en el que participan músicos tan contrastados como Javier Baíllo (contrabajo), Elicio Barrio (acordeón), Julio Aller (piano), Alfredo Vidal (guitarra) y Pepe López (batería); y, finalmente, Leticia Robles que, al frente de Rädio Lulú, el proyecto que comparte con el guitarrista Emilio Saiz, se medirá con un repertorio variado y teñido de swing. Otra cantante de la tierra, Rosario Granell, también intervendrá en el Villamajazz, aunque en esta ocasión en calidad de bailarina. Las Chicas de la Danza, el grupo que encabeza, presentará un espectáculo que recurre a la música francesa de los 30 y los 40 para caracterizarse.

Por supuesto, no son las únicas voces que sobresaldrán a lo largo de este nuevo Villamajazz. Patrulla Dixie Jazz Band, el grupo asturiano que abrirá el festival con su sonido dixie; Cromática Pistona, una curiosa formación madrileña que pone en contacto el swing con toda clase de sonoridades y cuya música alienta la fiesta y el baile; Aguardiente Swing, que atesora momentos irresistibles en la historia del Villamajazz y que esta edición estará acompañado por el saxofonista Lolo García; y el grupo leonés de blues Delta Galgos hacen también ejercicio vocal en todas sus intervenciones.

El jazz manouche disfruta de una presencia relevante en Villamañán. Es algo que Tejedor no descuida nunca y donde se aplica con un rigor exquisito. Así, el Villamajazz de este año contará con la participación de un guitarrista excepcional, el argentino Walter Grondona (acompañado por Alberto Blanco a la guitarra rítmica y Guillaume Deplus al contrabajo), discípulo del inolvidable Walter Malosetti. Su técnica ha merecido toda clase de elogios igual que la Javier Sánchez, reputado guitarrista madrileño, quien participará en el concierto de clausura del Villamajazz como integrante de Ménilmontant Swing, un grupo formado bajo su sombra y en el que también se incluyen Fred PG, (guitarra rítmica), Gerardo Ramos (contrabajo) y Raúl Márquez (violín). Este último, considerado uno de los grandes violinistas manouche españoles, ya estuvo el año pasado en Villamañán. El manouche más puro estará representado en el X Villamajazz con dos grupos leoneses: el ponferradino From Swing To Bop, liderado por Gio Yáñez, y La Senda de Django. Sólo a un grupo le cabe el honor de repetir presencia en este Villamajazz. Tri Full Jazz actuará con Beatriz Larom pero también ya tiene reservado su espacio de siempre en la Plaza de La Leña (en horario vermut) para encarar un repertorio volcado en la esencia del jazz más clásico.
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