07/02/2017
 Actualizado a 02/09/2017
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Esto que hace no muchos años parecería imposible, hoy ya es una realidad gracias a los avances de la ciencia. Así, por ejemplo, si usted, querido lector y su esposa, desean tener un hijo sin tener que pasar por la incomodidad del embarazo y del parto, podrían aportar sus células reproductoras para engendrar la nueva criatura en un laboratorio, implantándola después en el vientre de alguna jovencita que cargue con ella durante nueve meses hasta el momento del nacimiento,debiendo reintegrarla después a quienes han pagado el alquiler. A fin de que esto no sea rechazado por la sociedad, cuando se elabore la ley que lo permita, se le denominará con el eufemismo de «maternidad subrogada». Y todos tan felices.

Podríamos poner otro ejemplo. Un partido antisistema o extremista desea llevar a la práctica un proyecto descabellado como éste. Pero, dado que no tiene posibilidades de hacerlo realidad, procura que esa idea felizmente concebida por ellos sea acogida por otro partido, por ejemplo el Partido Popular, que se prestaría para su gestación. De hecho parece ser que de cara al próximo congreso del Partido Popular ya están pensando en tratar el tema de los llamados vientres de alquiler. Lo mismo ocurre con el tema de la ideología de género, que no sabemos si por ingenuidad o por ignorancia o por las dos cosas a la vez están implantando en varias comunidades, sin caer en la cuenta de que se trata de una ideología perversa y destructiva.

En medio de esta confusión resulta gratificante constatar que feministas de solera hayan protestado contra la práctica de los vientres de alquiler por ser éticamente insostenible, como su elocuente lema: ‘No somos vasijas’. Lo dejan bien claro en su manifiesto: «Para que los partidos políticos y los gobiernos, nacional y autonómicos, estén alerta y no se dejen engañar por campañas mediáticas, a todas luces parciales, deben tener presente que el deseo de paternidad/maternidad nunca puede sustituir o violar los derechos que asisten a las mujeres y los menores».

Entiendo que algunos destacados miembros del Partido Popular hayan pedido eliminar de sus estatutos lo del humanismo cristiano. Al menos son sinceros, puesto que en la práctica sabemos que cada día son menos respetados por muchos de sus miembros. La prueba más contundente ha sido el cinismo con el que dicen ser defensores de la vida, mientras que la realidad demuestra todo lo contrario. No es de extrañar que haya gente que en caso de votarlos como un mal menor tenga que hacerlo con la nariz tapada.
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