vicente-barriob.jpg

Vientos del pueblo

13/09/2018
 Actualizado a 14/09/2019
Guardar
"Leoneses dueños del hambre, el sudor y el hacha. Reyes de la minería, señores de la labranza. Hombres que entre raíces, cómo raíces gallardas, vais de la vida a la muerte, vais de la nada a la nada. Yugos os quieren poner gentes de la hierba mala; yugos que habréis de dejar rotos sobre sus espaldas". Estos versos del poema ‘Vientos del pueblo’, los escribió Miguel Hernández en los años treinta del siglo pasado. El alicantino expresó en el poema lo que él pensaba de la gente que vivía en las distintas provincias y regiones de España. Cómo veis, lo que opinaba de los leoneses era muy lisonjero. Reyes de la minería, señores de la labranza... Si viviera ahora, el bueno de Miguel Hernández no lo escribiría. Europa y los distintos gobiernos serviles de la democracia se han encargado de destruir las dos patas sobre las que se sustentó la economía provincial durante decenios. Cuando digo gobiernos serviles no hago distingos entre los del Pp y los del Psoe y todos los de la Junta de Castilla y León. Han sido, todos ellos, instrumentos de los que se ha servido Europa para desmantelarnos. Porque, seamos serios, producir un litro de leche en León cuesta más que hacerlo en Francia o en Holanda. Como cuesta más producir remolacha, lúpulo o, simplemente, hierba. Lo mismo que extraer un kilo de carbón, por otra parte perseguido y arrinconado porque contamina un huevo y todos nos hemos vuelto unos ecologistas del copón. A los europeos, de España, sólo les interesan los frutos que se dan en el Levante o en Andalucía, de los que carecen por completo o se dan mucho antes.

Esto que os cuento es más viejo que la Tana y de sobra conocido por todos. ¿Por qué, entonces, nos han estado engañando tantos años prometiéndonos una quimera inalcanzable? Ya sabéis; por los dichosos votos. La gente normal siempre hemos sido unos primaveras, muy ingenuos. Nos tragamos la propaganda de los partidos como si fuera chocolate, (no digo de que especie), y nos la creemos. Cuando dicen que lucharán por el carbón decimos amén, como si fuera un dogma de fe y no una trola. Lo mismo que asumimos la lucha por la leche o por los puestos de trabajo de Vestas. Es curioso que la empresa danesa recibiese en subvenciones más de diez millones de euros del gobierno regional... Digo que es curioso porque, seamos realistas, en la fábrica de Villadangos sólo trabajan doscientos cincuenta empleados. Y las cuentas son fáciles de hacer: la mentada empresa ha recibido 48.000 euros por empleado, o sea, lo correspondiente al sueldo y seguros de dos años, contando, claro, con que los sueldos fuesen decentes y no de hambre, como seguramente hayan sido ¡Así se las ponían Felipe II cuando jugaba a los bolos o a Franco cuando venía a cazar! Así, hasta un servidor, por otro lado un desastre como empresario, es capaz de montar una empresa.

Ahora, en la época de la globalización, es normal que los buitres se vayan a un sitio nuevo cuando han esquilmado su antiguo territorio de caza. No sé, por tanto, como las fuerzas vivas, (y también las muertas), de la provincia han puesto el grito en el cielo ante esta enésima deslocalización y han convocado al pueblo a manifestarse y hacer un ruido que no llevará a nada. Harían bien en enfadarse con la Junta y el gobierno de la nación, que, sin duda, han pecado de pardillos y de tontos útiles y que, a final, no son capaces de defender los puestos de trabajo que ellos mismos, y no los daneses, han pagado. Saldrán de rositas todos, sobre todo la empresa, como son nórdicos y en éste país se les tiene en alta estima y en alta envidia, se les perdonará el pecado y no se les pondrá ni siquiera, una penitencia. ¿O no ocurrió ya antes con la empresa sueca responsable del mayor ‘incidente’ ecológico que ha ocurrido en el país? La empresa causante de los vertidos de Aznazcollar era sueca y el gobierno casi la tuvo que pedir perdón, no fuese que se enfadasen y hablasen mal de nosotros en las tierras de Odín y dejasen de venir a veranear al país del sol, de la siesta, de las corridas de toros, de las playas eternas, de la cerveza tirada de precio o de la paella y la sangría en el chiringuito. No recuerdo que torero fue el que dijo una sentencia que parece ‘talmente’ de los hermanos Marx, (los serios): «Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible». Pues eso. Esta provincia nuestra, cómo casi todas que no están en el corredor de Levante y Madrid, está oficiosamente muerta y, me temo, es cuestión de poco tiempo el que tendremos que esperar para recibir el certificado de defunción y leer las últimas voluntades. Aunque no sé: con lo fatalistas que somos a lo peor ni hizo testamento y entonces sí que se complicarán las cosas: ya sabéis como se ponen los herederos, sobre todo si la herencia es una ruina.

Salud y anarquía.
Lo más leído