16/11/2022
 Actualizado a 16/11/2022
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Escribir sobre la soledad es un tema bastante recurrente cuando pienso en qué ocupará mi espacio en esta página, aunque finalmente salgan a colación mis abuelos o mi madre, porque se me antoja más sencillo dedicar estas líneas a hablar sobre lo que me rodea.

No obstante, la soledad también es «algo que me rodea», por lo que no es de extrañar que sea un asunto que se pase por mi cabeza a la hora de dejar por escrito mis pensamientos. Si bien este sentimiento ya ocupó una de mis columnas hace tiempo, lo hizo de una manera quizá más negativa, como una soledad que ha sido impuesta y no escogida, algo que rasca un poco por dentro hasta convertirse en desamparo.

La soledad de este miércoles es, sin embargo, una decisión propia de acompañamiento. Un acompañamiento conmigo misma, claro. Conseguir disfrutar del tiempo a solas es algo que muchas veces se antoja complicado, sobre todo por tener que luchar con ciertos prejuicios que solo están en mi cabeza.

Ir a conciertos es el segundo pasatiempo que más me gusta hacer en la vida. La música en directo, bailar, mis canciones favoritas o descubrir nuevos temas. Disfrutar, en definitiva. Sin embargo, quizá no sea la propuesta mejor vista o más adecuada para hacer en soledad. La música te recuerda a otras personas, poder cantar a gritos mirando a los ojos de tu acompañante es siempre especial, los abrazos coreando una canción.

Mi ansia de poder disfrutar de un par de grupos a los que tenía bastantes ganas hicieron que, hace unos días, dejara mis prejuicios personales a la entrada del recinto y me ‘envalentonara’ para disfrutar de un concierto sola. No es, para nada, la primera vez que lo hago, pero siempre lo considero un pequeño acto de valentía personal. Tampoco fue la primera vez en que alguien me pregunta con extrañeza si estoy sola, pero sí en la que más segura me sentí de mi respuesta. Ale, otra pequeña victoria.

Ah, la primera actividad que más disfruto es comer, algo que, aunque es agradable en compañía, también se torna especial cuando lo haces sola. Creo que soy un poco Joey Tribbiani, que «no comparte la comida».
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