Viana del Bollo ya tiene a su ‘cronista oficial’

Jesús García Martínez es el artífice de ‘Cuaderno de Viana’, que recoge en sus 570 páginas a modo de collage historias y leyendas, personajes y vivencias personales del autor en su pueblo natal, al que el pasado viernes regresó para presentar la publicación

Joaquín Revuelta
16/08/2022
 Actualizado a 16/08/2022
El músico, técnico de sonido y escritor Jesús García Martínez (Jesu), autor de la publicación ‘Cuaderno de Viana’.
El músico, técnico de sonido y escritor Jesús García Martínez (Jesu), autor de la publicación ‘Cuaderno de Viana’.
«La vida de cada persona es como una película de cine: un principio y un final con risas, llantos, satisfacciones, desencuentros y éxitos y fracasos mientras transcurre, dentro de un amplio y denso guion, casi siempre imprevisible, pero que, en su mayor parte, puede escribirlo su protagonista. Todos los largometrajes cuentan con su banda sonora. Puedo decir bien alto – y lo ratificará quien me conozca bien– que todas las canciones de los Beatles constituyen la banda sonora de la película de mi vida».

Esta declaración de Jesús García Martínez ‘Jesu’, como se le conoce en su pueblo natal de Viana del Bollo (Orense), está contenida en uno de los capítulos que conforman el ‘Cuaderno de Viana’, una obra monumental, como también lo era su anterior publicación, ‘40 años de música moderna en León 1950-1989 Vol 1’, de la que ya prepara una segunda entrega, que el pasado viernes se presentó en la Casa de Cultura de Viana y que ya se encuentra disponible en la Librería Estanco de Viana do Bolo, en la Librería Pastor de la capital leonesa y a través de peticiones expresas al autor y también editor al precio de 30 euros.

De entrada cabe decir que la lectura de ‘Cuaderno de Viana’, integrada por 75 capítulos que recogen en sus 570 páginas leyendas e historias cortas, algunas de ellas de carácter autobiográfico y otras sobre sucesos y episodios históricos acaecidos en la villa entre los siglos XIX y XX, aunque una de ellas se remonta al siglo VI, en concreto la que hace referencia a una lámina romana aparecida en 1748, ha resultado para este cronista muy placentera por la habilidad con que el autor introduce al lector en los personajes, en los lugares y en los ambientes de Viana y su comarca durante el pasado siglo, siendo Jesús García en algunos casos protagonista, en otros mero testigo y mayormente divulgador de las historias que otros le contaron y que ha trasladado al papel con el lenguaje de alguien especialmente dotado para el relato corto.Sobre el origen de un proyecto que ha tardado sesenta años en tomar su forma definitiva, Jesús García Martínez ‘Jesu’ o Chus ‘el Beatle’, como se le conoce en los ambientes musicales capitalinos, comenta que hasta los diez años vivió en Viana y que empezó a trasladar a un cuaderno algunas de las historias y relatos que había oído en su villa natal por encargo de una maestra que sus padres le habían asignado en el verano de 1961 para que no estuviera ocioso. El resultado de aquel ejercicio de redacción fueron tres historias anotadas en aquel cuaderno que terminó perdiéndose pero que por suerte permanecieron intactas en la memoria del autor, que sesenta años más tarde ha rescatado junto a otras muchas más en este ‘Cuaderno de Viana’ cuya portada recuerda a la de los viejos cuadernos de contabilidad. Esos primeros pinitos literarios tuvieron continuidad gracias a los concursos de redacción que patrocinaba la firma Coca-Cola y a los que Jesús García se presentó mientras estudiaba en los Maristas, quedando en un honroso segundo puesto que sin embargo le privó de obtener el Scalextric con que se recompensaba al ganador del certamen. «Aquel episodio me llevó a esforzarme un poco más en un campo que en realidad no era el mío, porque yo siempre he sido un hombre de ciencias», reconoce García Martínez, cuya afición por la música apareció también por entonces, «la época esa de los 14 o 15 años en la que empiezan a florecer las pasiones por las cosas», reconoce este vianés que a partir de los diez años se fue a vivir con sus abuelos a la capital pero que en periodos vacacionales siempre regresaba al pueblo. Dadas sus innegables dotes literarias, como puede apreciarse en ‘Cuaderno de Viana’, sorprende el reconocimiento por parte de Jesús García de su escasa afición a la lectura, aunque cita como libros favoritos ‘El principito’ y ‘Juan Salvador Gaviota’, siendo además un lector habitual de periódicos y de los manuales de instrucciones de aparatos que pasan por su manos por su doble condición de músico y técnico de sonido. «Si tengo algún mérito escribiendo no es por haber leído a los grandes maestros de la literatura. De hecho, estoy convencido de que el arte de escribir es genético, porque mi padre redactaba muy bien y uno de mis hijos también lo hace. Pienso que la genética puede tener algo que ver en todo ello o que predisponga para una cosa o para otra», sostiene García Martínez, que recuerda de una de aquellas historias que formaron parte de aquel cuaderno primigenio de 1961, que versaba sobre los juegos y juguetes de los niños de Viana en la década de los 50 y 60, la llegada al pueblo del hula hoop para desesperación del señor cura, que prohibió dispensar «aquel invento del diablo» que, como se relata en el libro, hacía que las niñas y las adolescentes reprodujeran «movimientos lujuriosos y carnales, claro indicativo de publicidad y propagación de actos pecaminosos y deshonestos».

Pero estas historias se vieron enriquecidas con el paso de los años por otras que hablaban del hallazgo de una plancha romana en bronce del siglo VI que contaba con una inscripción a modo de leyenda, de la extraña desaparición de un joven empleado de la Caja de Ahorros, de un cura moderno que prefería la moto al caballo que le ponía el obispo de Astorga, la del coche de línea ‘teletransportado’ a consecuencia de un extraño fenómeno ovni o la más dramática del traficante de mano de obra vianesa hacia Cuba, que al igual que la de la lámina romana perdida exigió al autor una ardua labor de investigación.

Además de la parte literaria, ‘Cuaderno de Viana’ cuenta con un extenso e importante contenido gráfico que incluye las casi doscientas fotografías de puertas antiguas que formaron parte de la exposición ‘Viana en Puertas’ que Jesús García llevó en el verano de 1999 hasta la Casa de Cultura de la localidad orensana sin el éxito que en principio cabía esperar. «Esta es una de las partes más potentes del libro en cuanto al apartado visual», reconoce García, que también quiere dejar constancia del ‘pequeño álbum de fotos’ que dota de contenido al capítulo 40 del libro, imágenes cedidas gentilmente por los vecinos de Viana y que el autor ha catalogado en varios apartados referidos a la juventud vianesa, a sus gentes en diferentes momentos y circunstancias o alternando en los bares, a las distintas alineaciones del equipo de fútbol local a través de los años, a los coros y agrupaciones musicales de la localidad o al embalse de Bao.

Pero puestos a elegir, Jesús García se queda con tres historias que son a su juicio las más potentes de la publicación. La primera de ellas titulada ‘Héroes y villanos’ hace referencia a la figura del coronel de Infantería y diputado en Cortes por la provincia de Orense y por el distrito de Matanzas en Cuba, Urbano Feijóo Sotomayor, que fue el responsable del éxodo de miles de vianeses que llegaron a Cuba con el fin de trabajar en las plantaciones de café y de la caña de azúcar coincidiendo con una gran crisis agraria que asoló Galicia en 1853. «Su idea era sustituir a los siervos africanos por operarios gallegos con el argumento de que un vianés trabaja por dos negros. Todas las expediciones, un total de ocho, están muy bien documentadas. Feijóo Sotomayor se encuentra con una ingente mano de obra que trata de colocar en un primer momento en las plantaciones de azúcar, pero los terratenientes ya tenían contratados a negros libres que conocían mucho mejor el oficio, luego los pasa a la construcción del ferrocarril, pero cada vez en peores condiciones, hasta que su lamentable situación llega a oídos de las Cortes de España, que terminan por rescindir los contratos de los trabajadores con la Compañía Patriótico-Mercantil pero exculpando de cualquier responsabilidad al empresario vianés».

La segunda historia es la referida a una plancha de bronce del siglo VI que se encontró en Viana en 1748, que lamentablemente se ha perdido pero que el autor ha reconstruido con la medidas exactas y su inscripción a partir de un calco realizado sobre el original por el médico Juan José Quiroga Ponce de León, quien tuvo a bien enviar la litografía original a la Real Academia de la Historia. «Sobre ese soporte he buscado a un artesano que me ha fabricado un par de reproducciones envejecidas artificialmente y de igual tamaño que la original. Una de esas reproducciones la he donado al Ayuntamiento de Viana», señala García Martínez, para quien la tercera historia tiene una connotación más personal, pues tuvo la oportunidad de conocer, cuando todavía era un niño, al personaje en cuestión. Se trataba de Antonio Giraldo Junquera, cuya historia, que pone el colofón al ‘Cuaderno de Viana’, ha sido confeccionada a partir de sus recuerdos del personaje pero sobre todo de la información facilitada por el etnógrafo, historiador y escritor Juan Antonio Pinza García. «Este cura estuvo en Villademor de la Vega y en Navianos de Valverde, provincia de Zamora, tras un tiempo de formación en el seminario de Astorga. Conocí a don Antonio Giraldo cuando era párroco de Pixeiros. Era un cura muy ejemplar. Yo creo que si existe Dios, estará en el cielo, por supuesto, y sería santo considerando su vida y su obra. Cuando venía a Viana siempre paraba en casa de mis padres para reponer fuerzas del viaje a pie o a caballo y ante el ofrecimiento de mi madre solo requería un vaso de agua. Cuando murió, Juan Antonio Pinza hizo llegar al obispado de Astorga unos apuntes que apenas fueron tenidos en cuenta, por lo que la historia de este buen hombre ha quedado en el olvido. Como yo no dependo de nadie y a mí nadie me va a influir decidí poner todo el contenido del estudio de Pinza en el libro, aunque resumido, y mis propios recuerdos de una persona que no tuvo ningún reparo en ayudar a sus semejantes», destaca el autor de ‘Cuaderno de Viana’, una obra escrita en castellano, pero que ha contado con el apoyo de la Diputación de Orense, que ha tenido en cuenta el interés histórico y cultural del gran trabajo de Jesús García Martínez ‘Jesu’, rompiendo de este modo la norma de financiar solamente las publicaciones en la lengua gallega.

Con ‘Cuaderno de Viana’ me atrevo a decir que la localidad orensana cuenta ya con su cronista oficial, por lo que no considero una casualidad que en los exordios figure la firma de Máximo Cayón Diéguez, cronista oficial de la ciudad de León, y del citado Juan Antonio Pinza, que aporta su visión desde el lugar de los hechos.
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