Vestas: más de lo mismo

La especulación con el único objetivo de captar ayudas públicas y la excesivamente variable política de los diferentes gobierno en materia energética han dado al traste con una de las factoría que supuso un brote de esperanza en la economía provincial

Historia repetida: cuando se terminan las subvenciones, traslado de la actividad a otro destino y empleados a la calle
28/08/2018
 Actualizado a 15/09/2019
La historia de Vestas no sólo resulta grave por sus cifras, sino por repetida en esta provincia. En ella se puede encontrar buena parte de los males de la política y la economía, con sus correspondientes consecuencias para la sociedad. Con el cierre de las minas, florecieron polígonos industriales y se prometieron primero y se concedieron después (bien es cierto que no en la misma medida) subvenciones millonarias para captar empresas que permitieran paliar la pérdida del insustituible sector de la mina. Si eran empresas vinculadas a las energías limpias, mejor que mejor. León no sólo ha perdido el tren de la minería, que salvo en EEUU y Alemania lo están dejando pasar en casi todos los países desarrollados, sino que también ha perdido el tren de las subvenciones destinadas a fomentar el desarrollo alternativo de la economía. El de Vestas es un buen ejemplo de ello: 13 años y 15 millones de euros los que esta multinacional ha recibido por parte de las instituciones, además de la cesión del suelo y de la publicidad gratuita en forma de visitas de las más distinguidas autoridades. Cuando terminan las subvenciones, traslado de la actividad a otro destino, empleados a la calle y la historia que se repite. Bien es cierto que la empresa danesa siempre podrá argumentar que la inestable política de los gobierno en materia de energías renovables les ha hecho cambiar de rumbo demasiadas veces.
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