18/12/2021
 Actualizado a 18/12/2021
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Una de las razones por las que recordaremos este triste otoño de 2021 es por la pérdida de dos grandes mujeres: Almudena y Verónica. A la primera nos la robó el maldito cáncer y a la segunda una terrible depresión.

¿Por qué se suicidó Verónica? Aparentemente, la actriz Verónica Forqué, a sus 66 años, había conseguido casi todo en la vida. Aparentemente no tenía derecho a quejarse, tal y como están las cosas. Eso podrán decir y lo harán, muchas personas que la juzgarán desde un punto de vista racional, inhumano, severo y lejano.

«No son los males violentos los que nos marcan, sino los males sordos, los insistentes, los tolerables, aquellos que forman parte de nuestra rutina y nos miran meticulosamente como el tiempo», decía Cioran. La mujer pícara, sensual, bella e inocente que tanto nos hizo reír y soñar, la que nos cautivó desde el escenario o la gran pantalla, quería ser ella misma, quería ser Vero, solamente Vero; se saturó de ser personaje. Y es difícil y sobre todo arriesgado, cruzar ese puente que separa el prestigio de toda una carrera en las artes escénicas, con 4 goyas en la vitrina, a ser diana de tuiteros y falsos jueces en un circo de telerrealidad.

La fragilidad de una mujer auténtica que se perdió en medio de rankings y redes sociales no pudo soportar esa tensión mastodóntica a la que una gran actriz jamás ha estado acostumbrada. Master Chef debió convertirse para Vero en una olla a presión que la catapultó al abismo más oscuro del que ni pudo ni supo salir. Y esta crueldad humana no es nueva, es neroniana.

Vivimos en una sociedad que exige morbo, que manda a un alma cándida a los leones con tal de obtener su carnaza a las 10, una sociedad sin piedad, acostumbrada a la ofensa, insensible al dolor. Por eso muchos no creen en las enfermedades mentales y no se explican que Verónica, tan brillante, tan verdadera, tan luminosa, no quisiera vivir. Junto a ellos. Aquí.
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