Velas por las ánimas dos siglos después

La cofradía del Malvar recuperó este sábado la procesión que se había celebrado hasta el año 1818 en el cementerio que gestionaba en las inmediaciones de la plaza de San Marcelo

Alfonso Martínez
06/11/2022
 Actualizado a 06/11/2022
La procesión de las ánimas de la cofradía del Malvar volvió a celebrarse después de más de 200 años. | SAÚL ARÉN
La procesión de las ánimas de la cofradía del Malvar volvió a celebrarse después de más de 200 años. | SAÚL ARÉN
Fue una procesión austera. Nada que ver con las habituales de la Semana Santa, aunque estuvieron representadas casi todas las cofradías de León. Hacía ya más de dos siglos que no se celebraba, pero se ha recuperado y además tiene vocación de continuidad.

La Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad y Ánimas del Santo Malvar celebró este sábado la festividad de los Fieles Difuntos con la tradicional misa en su sede canónica, la parroquia de Santa Marina la Real, que contó con la presencia del alcalde de la ciudad, José Antonio Diez. Pero este año había más, puesto que se había apostado por recuperar la procesión que se había celebrado hasta el año 1818 en el cementerio que por entonces gestionaba en las inmediaciones de la plaza de San Marcelo.

Sin el son de una banda de música y con el único acompañamiento de algunos tambores y del coro de Puente Castro, la procesión salió de la parroquia encabezada por la cruz de guía, el incensario, el guion de la cofradía y su paso titular, la Piedad del Malvar, que data del siglo XVII y se restauró hace cinco años. Las antorchas y las velas –con los nombres de los difuntos de sus portadores– dieron luz a un cortejo que se completaba con los responsables de la hermandad organizadora y los citados representantes las cofradías de la Semana Santa.

En su recorrido por buena parte del casco histórico de la capital leonesa, la plaza de la Catedral fue escenario de un sencillo y emotivo acto en el que la Cofradía de Ánimas y Santo Cristo de Fuera de San Martín procedió a la entrega de un ramo de flores como símbolo de su hermandad con la del Malvar.
También se rezaron responsos en memoria de los difuntos frente al Cristo de la Victoria (en la capilla que se encuentra en la calle Ancha), en Arco de Ánimas, en la Colegiata de San Isidoro y en la llegada a la parroquia.

Pero fue en Arco de Ánimas donde se produjo otro de los momentos más emotivos de la procesión, puesto que en uno de los muros laterales de la sede del Ayuntamiento de San Marcelo se colocó en el año 2017 una placa que reconoce a la cofradía del Malvar y a su antiguo cementerio como origen del nombre de esta céntrica calle. Es por eso que todos los participantes en la procesión dejaron sus velas en el suelo alrededor de la placa antes del rezo y de dar continuidad al recorrido hasta Santa Marina.

En dicho templo tiene su sede la cofradía del Malvar desde el año 1922, pero había nacido en el Hospital de San Antonio Abad –que por entonces se encontraba en las inmediaciones de la plaza de San Marcelo– en 1663 de la mano de Pedro de Villafañe.

Justo al lado estaba el Arco de Ánimas, que era uno de los accesos a la ciudad y que, como se ha dicho, dio nombre a la actual calle. Más al sur se encontraba el malvar (antiguo nombre que recibían los cementerios) de la cofradía, que fue clausurado en 1818, aunque se costearon entierros hasta 1875 (limitados a 52 al año en el camposanto de la ciudad), ubicado entonces en las inmediaciones de la carretera de Asturias hasta que se trasladó a Puente Castro en 1932.

La ciudad había experimentado un importante crecimiento y eso había dejado el hospital y el malvar en su zona centro, lo que llevó a la citada clausura. También el Hospital de San Antonio Abad cambió de ubicación y por eso la sede de la cofradía se llevó a la parroquia de Santa Marina.

Es preciso destacar que la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad y Ánimas del Santo Malvar tenía inicialmente como finalidad acompañar y dar entierro a los más necesitados, fundamentalmente a mendigos, peregrinos y ancianos que no disponían de recursos económicos o necesitaban auxilio. Aparte de la compañía, la cofradía se encargaba de velar por sus almas y las de sus devotos y cofrades.

Es cierto que este cometido no era exclusivo del Malvar, ya que había más cofradías que practicaban esta obra piadosa, pero era la única que actuaba siempre, no solo en beneficio de sus cofrades como se solía hacer en el resto.

Aunque nunca ha dejado de ser una cofradía activa, es cierto que perdió cierto protagonismo durante el siglo XX. El gran artífice de su posterior recuperación fue Marcelino González Montiel, reconocido cofrade de la Semana Santa leonesa que dedicó sus últimos años de vida a rescatar la historia y los enseres de la hermandad del Malvar.

El carácter piadoso que tenía la cofradía inicialmente se ha visto modificado por el paso del tiempo, pero sigue teniendo un fin caritativo y social a través de distintas campañas de recogida de alimentos que anualmente se llevan a cabo. En todo caso, mantiene como finalidad principal la de velar por el alma de sus hermanos. Sin embargo, han tenido que adaptar la cofradía a los tiempos que vivimos y valorar otras opciones para garantizar su sustento, lo que incluye dar cierta visibilidad a sus actividades y sus fiestas para que vuelva a ser reconocida por los leoneses.

En este sentido, cabe señalar que a la celebración de los Fieles Difuntos de este sábado se suma la de la Visitación de Nuestra Señora.
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