16/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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El ‘ser dueños de nuestro destino’ lo hemos de aplicar, también, al mundo de la inversión en los mercados financieros. Por eso, les hablaré hoy del ‘círculo de influencia’ y ‘de preocupación’ y de la necesidad de vivir las virtudes humanas de la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza en las inversiones.

Muchos, ahorradores la mayoría, no se atreven a dar el salto a la inversión porque piensan que se trata de algo demasiado complejo y que se les escapa de las manos. Hay que estar tan pendiente de tantas noticias y saber interpretar cómo afectan a los mercados financieros, que desisten. Les sucede que están centrados en lo que Stephen Covey, uno de los padres de la inteligencia emocional, denominaba ‘círculo de preocupación’. Y es que el 90% de nuestro tiempo lo dedicamos a aquello que no depende de nosotros, cuando realmente seríamos mucho más eficaces (‘Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva’) si nos centráramos en el ‘círculo de influencia’, allí donde nosotros podemos hacer algo.

Y lo que podemos mejorar, seguro, es nuestra conducta para que nos acerque al fin propuesto que es, en el caso del inversor, obtener una rentabilidad razonable según nuestro perfil de riesgo. Y, acudiendo a los sabios antiguos, contemplemos las virtudes humanas fundamentales como guías: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. Son hábitos operativos buenos que nos conducen al fin que nos hemos propuesto y que, además, dependen de uno mismo. Eso es lo bueno, que podemos ‘hacer algo’. Se trata de estudiarlas y de ver cómo podemos aplicarlas al mundo de la inversión.

La prudencia nos anima a poner los medios adecuados para conseguir el fin determinado. Nos habla de planificación financiera, de mirar el futuro y de no centrarse solo en el presente.

La justicia, el dar a cada uno lo suyo, que nos hace valorar el equilibrio que existe entre riesgo y rentabilidad.

La fortaleza, imprescindible para combatir tanto a los enemigos internos como externos que hacen que nos desviemos del camino trazado.

Y la templanza, necesaria para no dejarnos llevar por el momento o por las emociones.

Por cierto, sobre estas cuestiones hay un libro publicado por ahí de alguien que voy conociendo poco a poco: «Valores en alza. Tu conducta determina tu inversión». Quizás su lectura le sea provechosa si invierte en los mercados financieros, o está pensando en hacerlo.
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