Valle de Ancares lucha contra la "usurpación" de su nombre

En medio de la polémica suscitada por la solicitud de Candín de cambiar su nombre por el de Ancares, vecinos de Lumeras, desde dentro de la Asociación Cultural La Peñina han querido “dar un golpe en la mesa”, dicen, en defensa de ese nombre que ahora se arrogan otras zonas colindantes.

En un intento de recuperar el patrimonio histórico y “nuestras señas de identidad”, han definido lo que el término ancareses y el Valle de Ancares quiere decir y recoge en una defensa de la nomenclatura “que nos corresponde por derecho”, explican. “Nos asiste la razón histórica, científica, geográfica, y no hablemos de la territorial y lingüística".

Lamentan que se intente “usurpar” su nombre desde otras poblaciones y explica que“Ancares posee un patrimonio cultural, que abarca desde pinturas rupestres de la edad de bronce, a minas de oro romanas, monasterios y colegiatas medievales”. Su nombre viene dado del río que lo surca y que nace en el Pico Miravalles, desembocando en el Rio Cúa, a la altura de San Pedro de Olleros y Espanillo.

“El origen del nombre Ancares, proviene no de siglos, sino milenios, y la historia nos avala en ese sentido”, exponen, frente a una expansión de su nombre más moderna “para fines mercantiles, turísticos, etc. por zonas limítrofes, que no tienen nada que ver con el propio Valle de Ancares, a la vez que se benefician, a través de subvenciones e intereses económicos, que repercuten en sus lugares de origen. Llámese Balboa “Los Ancares de Balboa”, llámese “Los Ancares Lucenses”, ahora poco menos que abarca hasta La Coruña”, critican.

“Y esto nos parece un auténtico dislate”. Esa pretensión de ser Ancares viene de las ayudas que conllevó la creación de la Reserva Nacional de caza en 1978 “los municipios limítrofes gallegos y asturianos, quisieron participar en dichas subvenciones, y de repente “Ancares”, se transformó, en algún despacho, en “Los Ancares”, endosando un articulo determinado que no nos corresponde, además, desbordando su ámbito geográfico y abarcando municipios y gentes que jamás habían sido ancareses”.

Por eso piden a las zonas afectadas por la petición de que Ancares se quede en la zona que le corresponden que entiendan esa defensa y a los alcaldes de Ancares que luchen por esa determinación como hacen ellos como vecinos “nuestra actuación carece de mala fe, y sin ánimo de crear discordia, ni levantar ampollas, ni mucho menos declarar el “independentismo” de nuestro Valle. Sencillamente pretendemos recuperar nuestras señas de identidad, y que vuelvan a su estado de origen. Y no por ello, romper los lazos de cordialidad y de hermandad que nos unen con nuestros convecinos gallegos, asturianos y de otras zonas colindantes”. “Devolver el nombre al lugar que le corresponde, creemos firmemente, que es un acto de justicia”, apuntan desde la agrupación.