Valentín García Yebra cobra forma de biblioteca en Ponferrada

Su legado, con más de 9.000 libros, descansa en la un espacio específico en su biblioteca, en la Casa de la Cultura

Mar Iglesias
28/03/2019
 Actualizado a 18/09/2019
Los herederos del académico en la cesión de su legado a Ponferrada. | ICAL
Los herederos del académico en la cesión de su legado a Ponferrada. | ICAL
Fue la Silla n desde 1985 en la una academia que decía todo de su vida, la Real Academia de la Lengua Española. A ella se dedicó el profesor, traductor, doctor honoris causa por las universidades de León y Atenas, Valentín García Yebra. Pero de su curriculum una de sus hijas, Pilar García, que compartió con el académico sus últimos años de cerca destaca “que era un enamorado del Bierzo por encima de todas las cosas”.

Por eso, antes de morir, ya tenía pendiente una cuenta que había comentado a la presidenta del Instituto de Estudios Bercianos, Mar Palacio, ceder su biblioteca a Ponferrada.

Y la ciudad la recibió. En 242 cajas se trasladó, desde su casa de Madrid a Ponferrada el legado que abre ahora las puertas a la Biblioteca Valentín García Yebra. En ellas 8.742 volúmenes, 2.337 revistas, 1.022 separatas, documentación, fotografías, retratos, secretos…Todo, ahora inventariado por la Biblioteca y colocado en unas dependencias remodeladas por la Escuela Taller, forma parte de “un espacio para el estudio que va a enriquecer mucho la vida cultural de Ponferrada”, aseguró la alcaldesa de Ponferrada, Gloria Fernández Merayo.

A su lado Soledad y Pilar, las hijas del ilustre académico que en su biblioteca tenía una panorámica fotográfica de Los Barrios, su cuna. “No queremos que sea un museo”, explicó la regidora, porque no era lo que él hubiera querido.

García Yebra era un orgulloso vecino de Lombillo que murió con 93 años y el corazón empapelado de Bierzo “todo lo comparaba con el Bierzo”, recuerda Pilar.

“Esperamos que esta biblioteca sea un lugar de encuentro y de dinamización para Ponferrada, porque es lo que le hubiera gustado a mi padre”, aseguró con la emoción de la cesión.

Valentín se inmortaliza en los libros que tocó, leyó, los mismos que ahora su generosidad y la de sus herederos permiten compartir, para que su piel regrese, en forma del papel que amó, y, de nuevo, en su comarca.
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