"Valdemora es un pueblo muy de bar"

Pero el que tenían ya no tiene tras de la barra a nadie que lo atienda desde hace un par de meses. Los vecinos lo echan de menos y piden al Ayuntamiento una solución

T.G.
26/11/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Las instalaciones abren por la tarde para que los vecinos puedan echar la partida de cartas pero la barra está vacía. | T. Giganto
Las instalaciones abren por la tarde para que los vecinos puedan echar la partida de cartas pero la barra está vacía. | T. Giganto
«Un pueblo que pierde la capacidad para convocar una reunión alrededor de la barra de un bar, es un pueblo muerto. Da igual que aún tenga habitantes. Como pueblo, es un cadáver». Esta frase del escritor Juan Tallón le viene al dedo al debate que copa en las últimas semanas las conversaciones de cada corrillo en Valdemora. Sus vecinos no se resignan a ser un cadáver como del que habla Tallón pero lo cierto es que desde hace dos meses reconocen que las calles sí que están un poco más muertas. Este es el tiempo que hace que nadie regenta el bar del pueblo, el suficiente para darse cuenta de que «es una situación muy triste». Y es que todos lo tienen claro: «Valdemora es un pueblo muy de bar». Así, en presente y con la esperanza de que tenga futuro.

El bar de Valdemora está ubicado en la planta baja de la Casa Consistorial. Al entrar una puerta conduce a la planta superior, donde se encuentran los servicios municipales, y otra señala el Centro Social. Allí una mesa está ocupada por varios hombres que echan la partida diaria de cartas. Tras la barra, ni un alma. Tampoco signo alguno de que lo haya con los estantes desangelados sin copas, sin botellas, sin el ruido del molinillo del café, sin vasos. «Acabamos esta mano y te contamos», dicen. Y así es. Dejan las cartas sobre la mesa y comienzan a explicarse. Cuentan que el bar cerró hace dos meses cuando quien lo regentaba se fue, que el Ayuntamiento les deja estar en las instalaciones por las tardes «pero que no es lo mismo». El camarero es ahora una máquina expendedora de café cuyo brebaje parece que no les convence demasiado. Tampoco las explicaciones que han recibido por parte del alcalde de la localidad al respecto.

Poco a poco se van sumando vecinos a la tertulia y acaban siendo casi una treintena. Todos coinciden en que es una pena haber llegado a la situación de ver el bar cerrado porque para ellos es algo más que un lugar en el que tomar algo. «Es nuestro punto de encuentro, el lugar al que venimos para charlar un rato, para convivir con otros vecinos, para no estar en muchos casos tan solos», explica uno de los presentes. Considerando que se trata de un bien común para todos, plantean que el Ayuntamiento «busque una solución». «Es que no hemos visto ni en el tablón de anuncios los papeles con los que subaste de nuevo el bar», inciden varios de los presentes, que son partidarios de que no se cobre nada a quien explote las instalaciones como bar y que «si hace falta se dé una ayuda para que se mantenga abierto».

Los vecinos lamentan las obras previstas en la zona del bar del que una parte se destinará a hacer oficinas«¿Dónde vamos sin bar?» Llevamos con él toda la vida. Si se cierra para siempre, se acabó. Necesitamos una solución, que se nos echa el invierno encima y mira cómo estamos...», expresa un hombre mientras los demás asienten con la cabeza mientras él habla. Y es que reconocen que «Valdemora es un pueblo muy de bar», frase que repiten una y otra vez. Actualmente en la localidad hay algo más de 74 personas censadas, aunque de ellas permanecen unas 40 viviendo todo el año. «Aquí cuando más gente hay es en verano, que viene muchísima gente a pasar las vacaciones y hay días que no entra ni un alfiler en el bar, se pone a tope», cuentan.

«Desde que está cerrado no se ve ni un alma por la calle», comenta una mujer que desde que no tienen bar pide a su vecina que levante la persiana cuando se despierte. «Antes nos veíamos en el bar por las tardes un rato, pero ahora ya nada y mira me da miedo que la pase algo y esté ahí en casa ella sola, o al revés, que me pase a mí. Ahora sin él hay días que no sale una ni de casa», cuenta una de las asiduas que solía acudir a diario con sus amigas para disfrutar de un rato de compañía. Lo aprovechaban para tomar el pulso al pueblo. «Con esto abierto veíamos quien venía y quien no y decías mira, Fulanito no ha venido, y así estabas pendiente de la gente», explica.

Mientras que los vecinos creen que la solución para reabrir el bar podría ser «muy fácil», el alcalde Carlos Valencia no lo ve así. Explica que sí ha licitado de nuevo las instalaciones dando publicidad a las mismas pero que nadie se ha interesado por ellas. «No voy a poner a nadie una pistola en la cabeza para que coja el bar», dice el regidor que explica que si alguien estuviera interesado en la explotación de las mismas debe ponerse en contacto con el Ayuntamiento para conocer las condiciones que ya avanza que se licitan «a cero euros» según contempla un bando que data del 11 de octubre.


Polémica con las obras

Pero la polémica no acaba aquí y es que el Ayuntamiento ha proyectado convertir parte del bar en oficinas municipales para que estas sean más accesibles y no tengan escaleras como en la actualidad. Los mismos que denuncian el cierre del bar lamentan también esta decisión y se oponen rotundamente a ella. «Que dejen esto como está y que no lo toquen porque para una cosa buena que tenemos en el pueblo la van a fastidiar», señala uno de los presentes. Pero el regidor se reafirma en ellas y asegura que seguirán adelante con los planes previstos. Eso sí, el descontento de los vecinos es constatable y muchos se enfadan hablando del tema. No quieren ser uno de esos pueblos muertos de los que habla Tallón, quieren soluciones para seguir diciendo que «Valdemora es un pueblo muy de bar». En el presente y en el futuro.
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