Vacas

Dos vídeos caseros, seguramente grabados por uno de los participantes con su teléfono móvil, ese aparato que incluso sirve para hablar, del rescate de unas vacas aisladas por la nieve en el puerto de Pinos, en Babia, se han convertido estos días en unos de los más vistos en Internet por la espectacularidad de sus imágenes, que recuerdan a las películas épicas del traslado de ganado por las bravas montañas del Oeste americano, con Jhon Wayne al frente de los vaqueros. Coinciden esas imágenes con la publicación en la prensa de León de noticias poco optimistas para el futuro de la cabaña de vacuno de la provincia, tan importante para su economía como característica de sus paisajes. Una de ellas, referida a la montaña de Riaño, para la que la vaca es casi un símbolo, igual que para la de Babia, alarma sobre la posibilidad de que aquélla acabe desapareciendo diezmada por las enfermedades que le trasmite la sobrepoblación de especies salvajes en la comarca. La otra afecta a toda la provincia e incide en el mismo miedo, eso sí, referido exclusivamente al vacuno de leche, cada vez más amenazado por otra enfermedad, en este caso económica: la cada vez menor rentabilidad de las explotaciones, lo que ha llevado a su reducción progresiva, especialmente en la áreas de montaña, que era donde más había.

Acostumbrada a leer noticias que hablan del precio de la leche, cada vez más bajo y menos rentable, incluso deficitario en muchos momentos como el actual, la gente ya no les presta atención (salvo los afectados directamente por el problema, claro) sin saber que, de un modo u otro, lo que le ocurra a la ganadería, como a la agricultura o a la minería, afectan a toda la sociedad leonesa, que tiene en esos sectores, mal que le pese, su principales fuentes de riqueza, sino las únicas. A mi, aparte, me produce mucha pena que el animal nutricio y característico de nuestra tierra, el símbolo de nuestras montañas, comience a ser también un exotismo, como las personas, como ya ocurre en muchas aldeas.